Buenos Aires

«La normalidad de Francisco es un ''escándalo''»

Juan María Laboa, doctor en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma
Juan María Laboa, doctor en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Romalarazon

«Si el Papa resulta novedoso es porque repite de palabra y obra cuanto nos anunció Jesús». De esta manera, Juan María Laboa, doctor en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma, reflexionaba ayer sobre el «efecto Francisco», durante la apertura de las Jornadas Internacionales «Historia y Evangelización» organizadas dentro del Grupo de trabajo Universidad CEU San Pablo-Pontificia Universitá Della Santa Croce.

En su intervención Labora recordó cómo el cristianismo conlleva «novedad, rechazo de conformismos, escándalo y variedad». ¿Escándalo? Sí. «El Evangelio durante los primeros siglos generaba escándalo allá donde se hacía presente porque anunciaba a un Dios muerto en la cruz, presentaba a los esclavos como hermanos...», asegura a LA RAZÓN Laboa al recordar a aquellos cristianos. «Cuando se sigue con radicalidad se produce primero un escándalo dentro y luego fuera. Algo así ocurre también con Francisco», comenta, para lanzar una pregunta a renglón seguido: «¿Es por que el Papa está haciendo algo extraño? No. Más bien, lo contrario. No está llevando a cabo cosas sorprendentes en lo doctrinal o en lo espiritual, sino en lo exterior, en esos gestos como la impactante imagen abrazando a un enfermo que vimos anteayer. Es en este sentido cuando la novedad de Francisco es escandalosa».

Han pasado prácticamente ocho meses desde que el cardenal Bergoglio cambiara Buenos Aires por Roma. «Ha sido un tiempo en el que ha dejado un buen sabor de boca de forma espontánea y sencilla», reflexiona el historiador, que trae al presente la mañana en la que pudo concelebrar con él en la capilla de la residencia de Santa Marta. «Al terminar la eucaristía, nos quitamos el alba y yo decidí volver a rezar un rato ante el sagrario. Me senté en el banco y cerré los ojos. Pasó un rato y cuando volví a abrirlos, noté que, sentado, a cinco centímetros de mí, había una sotana blanca. ¡Era el Papa! ¿Por qué me sorprendió algo que debería ser normal?», se pregunta Laboa.

«Si la Iglesia es testimonial, la gente tendrá curiosidad por acercarse a ella», apunta sobre uno de los puntos fuertes de Francisco: «Este Papa insiste en que hay que dar ejemplo. No se puede hablar de que Dios es amor si no ven materializado en nosotros ese amor de Dios con los que tenemos cerca, esto es, con los marginados, con los olvidados, con aquellos que sufren malos tratos...». Así, al abordar los retos que presenta la nueva evangelización, el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas plantea que, hoy por hoy, el anuncio de la Buena Noticia se da con la misma fuerza en los países identificados por la misión ad gentes «como en los nuestros, lo que nos lleva a vivir en un estado de misión permanente». De ahí, esa insistencia en la llamada del Papa a «salir a las periferias».

Para Laboa, ser cristiano supone todo lo contrario a acomodamiento, antes al contrario, implica originalidad y creatividad en cada momento de la Historia. Así, la Iglesia está llamada a atender la pluralidad de formas que el cristianismo toma a lo largo del mundo y, sobre todo, «comunicarse de un modo comprensible». «El futuro del cristianismo pasa por un esfuerzo de imaginación creadora».