Cuba

Las Damas de Blanco: «Necesitamos un milagro suyo para que Cuba cambie»

Las mujeres de los opositores al régimen son pesimistas respecto al futuro del país

Esposas y familiares de disidentes encarcelados en una marcha de 2006
Esposas y familiares de disidentes encarcelados en una marcha de 2006larazon

Una quincena de mujeres juega al dominó en la entrada de una pequeña casa situada en un barrio periférico de la capital cubana. Matan el tiempo mientras esperan a que llegue el gran momento de la visita del Papa Francisco a La Habana, la misa que preside hoy en la plaza de la Revolución. Son las Damas de Blanco, el grupo de esposas de opositores al Gobierno cubano que han pasado por la cárcel.

«Por favor, venga el domingo a acompañarnos desde primera hora de la mañana. Tememos que la Policía nos detenga para que no podamos ir a ver al Papa. Si en la misa no nos ve a todas con nuestra ropa blanca, preocúpese por nosotras», pide Berta Soler, líder de este grupo disidente. Su esposo fue detenido junto a otros opositores durante la llamada Primavera Negra de 2003. Pasó casi ocho años en prisión.

Un «mago»

Aunque está muy ilusionada con la visita de Francisco y espera que le haga un hueco en su agenda para reunirse con ella, Soler no cree que su estancia vaya a servir para que aumenten las libertades en Cuba. «El Santo Padre tendría que ser mago o hacer un milagro para que las cosas cambien». Tampoco piensa que el nuevo periodo que se ha abierto en la isla tras la reanudación de las relaciones con EE UU vaya a suponer una mejora en la vida de los cubanos.

«Los Castro tienen que irse. Tratarán de perpetuarse en el poder designando a alguno de sus familiares como sucesor», opina Soler, sentada en un sofá de la sede de las Damas de Blanco. En la pared, a sus espaldas, han colgado un cartel que da la bienvenida al Papa. También hay una imagen de Jesucristo y otra de la fundadora del grupo, la fallecida Laura Pollán. «Lo que necesitamos son unas elecciones libres, plurales y sin coacción. Si no, en los próximos años veremos un país más hundido, en el que se pasa hambre y miseria, la gente se queda sin viviendas y las cárceles están hacinadas. Y todo mientras se llenan los bolsillos quienes dirigen el país».

Algunos cubanos advierten de que las Damas de Blanco sólo se representan a ellas mismas y tienen una capacidad de convocatoria limitada, pero coinciden en que no les falta razón en la principal de sus demandas: un mayor respeto a la Carta Internacional de los Derechos Humanos por parte del país caribeño.