Iglesia Católica
Los jesuitas entran en «cónclave»
Comienzan su asamblea para elegir al que será su superior general. Se necesita la mitad más uno de los votos de los 212 electores.
Comienzan su asamblea para elegir al que será su superior general. Se necesita la mitad más uno de los votos de los 212 electores.
Como si de un cónclave papal se tratara, los jesuitas se «enclaustran» hoy en Roma para elegir al que será durante los próximos años el nuevo superior general de la orden, conocido coloquialmente como el «Papa negro». Así, una de las congregaciones más importantes en la historia de la Iglesia trabajará estos días en la sucesión del español Adolfo Nicolás de Jesús, quien renunció a su cargo al haber cumplido los 80 años después de ocho en el cargo.
El relevo se producirá durante la Congregación General número 36 y al mismo tiempo que el gobierno de la Iglesia está precisamente en manos de un Papa jesuita. Por ello, no son pocos los que aseguran que el nuevo responsable de la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, podría llegar de una de las periferias geográficas a las que tanto le gusta referirse a Francisco. El inicio de la asamblea tiene lugar en la conocida iglesia romana de Il Gesù, donde 215 jesuitas de 62 países de los cinco continentes orarán por la reunión y la elección que tienen que encarar estos días. De ellos, solo 212 son electores (206 sacerdotes y 6 hermanos laicos). Para elegir al nuevo superior general serán necesarios al menos la mitad más uno de los votos, es decir 107 votos, y una vez decidida su designación, su nombre será comunicado al Papa.
Por tanto, en los próximos días, la asamblea reunida en la Curia Generalicia –a muy pocos metros del Vaticano– pondrá sobre la mesa las características que deberá tener el futuro líder de la Compañía y, una vez completado ese proceso, comenzarán los llamados días de «murmuraciones» en los que cada delegado podrá pedir información al resto de congregados a través de entrevistas personales. Estos días aprovecharán también para reflexionar sobre algunas cuestiones fundamentales para la vida y la misión de la congregación.
Hasta que sea elegido el nuevo superior, los jesuitas vivirán días de oración y de penitencia, buscando el discernimiento y poniendo los cinco sentidos alerta contra aquellos que busquen situarse en primera fila movidos por la ambición y el poder.
Según el jesuita padre Lombardi –el que fuera hasta el 31 de agosto portavoz del Vaticano–, «es presumible que la elección no se produzca antes de la segunda semana de trabajos». «De media las Congregaciones Generales se han desarrollado cada 10 años, puesto que seguimos las enseñanzas de San Ignacio, quien decía que no había que reunirse inútilmente, sino pasar el tiempo trabajando como apóstoles alrededor del mundo».
Los jesuitas representan una de las realidades más importantes de la Iglesia, aunque el secularismo incipiente y no pocas polémicas en sus filas han hecho que vayan mermando. En la actualidad, hay cerca de 16.700 en todo el mundo, de los cuales 12.000 son sacerdotes y unos 1.300 hermanos coadjutores. También hay 2.700 escolásticos y 750 novicios. Su presencia en el mundo es dispar: 1.600 en África, 5.600 en Asia, 2.600 en Norteamérica, 2.400 en América Latina y 4.500 en Europa. El sacerdote Orlando Torres, rector del colegio internacional jesuita en Roma, cree que todavía es demasiado temprano para hablar de un «efecto Bergoglio sobre las vocaciones», es decir, de la influencia del Papa a este respecto.
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