JMJ de Río
¿Me acompañan?
Parece mentira que hayan pasado casi ya dos años desde que Madrid se convirtió en la capital de la juventud católica de todo el mundo gracias a la Jornada Mundial de la Juventud y a Benedicto XVI. Ahora le toca el turno a Río de Janeiro, que lleva días recibiendo a entusiastas peregrinos conscientes de que van a vivir un acontecimiento histórico, que cambiará la vida de muchos y marcará el pontificado del Papa Francisco.
Siempre he defendido –porque así lo he vivido– que la peregrinación comienza desde el momento en el que uno se sumerge ya meses antes en el huracán de los preparativos: conseguir el dinero necesario para pagarse el viaje, ir conociendo el programa oficial de los actos, saber qué itinerario es el que realizará el grupo con el que uno irá... incluso el momento de hacer la maleta. Soy uno de los afortunados que participarán en esta nueva JMJ; de esos 3.000 españoles que llevarán a Río de Janeiro el recuerdo siempre muy presente de lo que se vivió en Madrid en agosto de 2011. Son también miles, muchos más, los que no pueden acudir por lo costoso del viaje, la distancia y otras razones, pero que lo seguirán a través de la prensa y de internet para impregnarse del espíritu de la Jornada Mundial, escuchar las palabras y ver los sencillos gestos del Papa Francisco.
Y, ¿qué se lleva uno en la maleta para una peregrinación así? Pues aparte de la ropa y demás elementos necesarios para sobrevivir durante cerca de 13 días fuera de casa, mucho entusiasmo y los cinco sentidos bien dispuestos para no dejar escapar nada de esta maravillosa aventura. Pongo rumbo a Río de Janeiro, camino a la Semana Mundial de la Juventud, como ayer dijo el Papa americano, y ustedes, si quieren, acompáñenme a través de LA RAZÓN.
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