Iglesia Católica
Por una Europa que no cierre fronteras
El cardenal Blázquez pide a los jóvenes españoles en Czestochowa que trabajen por los demás ofreciendo compasión.
El cardenal Blázquez pide a los jóvenes españoles en Czestochowa que trabajen por los demás ofreciendo compasión.
La fiesta de Santiago Apóstol, patrón de España, se celebró ayer también en Polonia, concretamente, en el Santuario de Jasna Gora, en Czestochowa. Allí se dieron cita 9.000 de los 30.800 jóvenes españoles que van a participar en la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia para celebrar la eucaristía y participar en un festival de música y testimonios que no detuvo ni siquiera la lluvia.
El evento fue presidido por el cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, al que acompañaron más de una treintena de obispos, entre los que se encontraban el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. En la homilía que pronunció en el transcurso de la eucaristía, Blázquez quiso fijar la atención de los jóvenes en dos cuestiones: la construcción de una Europa sin fronteras y la importancia del compromiso social de los jóvenes.
Tras citar el discurso que el Papa Francisco pronunció tras recibir el Premio Carlo Magno, el purpurado añadió: «Necesitamos personas abiertas por la fe al infinito, necesitamos misioneros de Jesucristo sin fronteras, voluntarios educadores y sociales sin fronteras, cuidadores de la salud de todos sin fronteras. ¡Que las fronteras no nos encierren en nuestro egoísmo y nivel de vida, sino que sean una incitación para ir al encuentro de los demás y trabajar unidos a favor de la humanidad, que en el proyecto de Dios es una sola familia! El humanismo cristiano, vivido por los padres fundadores de Europa, debe promover los derechos de cada uno sin olvidar los deberes de todos».
En este sentido, aseguró que la JMJ «será, sin duda, un foco de fe y de esperanza, de evangelización y humanización». Blázquez dijo a los jóvenes que el camino verdadero de la humanidad «es la misericordia y no la venganza, el amor y no la violencia, el corazón humilde y no el dominio oprimente». Y es que, según añadió, la compasión «debe guiar a la humanidad apesadumbrada por nuevas y antiguas inquietudes e incertidumbres, por el llanto de las víctimas en atentados y por la inseguiridad diaria de los ciudadanos». «Sin respeto de las personas y sin la misericordia recibida y otorgada se hace inhóspito nuestro mundo», afirmó.
Por otra parte, no dejó en el tintero la referencia casi obligada a Juan Pablo II si uno está en Polonia: «Celebramos este acontecimiento extraordinario en la patria y en la Diócesis de Cracovia, donde ejerció el ministerio episcopal el Papa Juan Pablo II, con quien están íntimamente unidas las jornadas mundiales de la juventud; a él se debe esta iniciativa pastoral, providencial y feliz, que ha recorrido ya una larga historia y ha ejercido una incidencia profunda en la fe y en la orientación vocacional de miles de jóvenes».
Asimismo, lanzó a la juventud española presente en Cracovia un desafío, el de escuchar «dócilmente» las palabras de Jesús. «Nos viene bien dejarnos corregir por el Señor, ya que proyectamos frecuentemente de manera equivocada nuestro futuro. Nos viene bien contar con Dios y trabajar generosamente por los demás; nos renueva salir como misioneros del Evangelio; aunque cueste fatiga, es saludable peregrinar para desentumecer nuestros cuerpos y despertarnos del sopor espiritual».
En este punto, Blázquez explicó que quien dice que el sentido de la vida y la auténtica felicidad consiste en la comodidad «no es profeta de la verdad». «La dignidad de la persona humana se fundamenta en que Dios nos ha creado a su imagen; dejemos que el resplandor de su rostro ilumine nuestros pasos. Aprendamos a vivir en la escuela del Evangelio; caminemos junto con otros hermanos; sin cultivar la fraternidad en la fe se pone en peligro la continuidad de la iniciación cristiana y del seguimiento de Jesús», concluyó el purpurado.
Concluida la Eucaristía y la fiesta posterior, los grupos se trasladaron a los lugares en los que se alojan para sumarse en unas horas a jóvenes de todo el mundo en el Parque Blonia de Cracovia en la apertura de esta nueva edición de la JMJ, con una eucaristía que esta vez presidirá el cardenal arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz. Precisamente el que fuera secretario de Juan Pablo II reconoció ayer en la rueda de prensa previa que este evento pretende «presentar a los jóvenes la cuestión de la misericordia. Jesús dijo que no habría paz en la tierra si no nos giramos hacia la misericordia divina». De hecho, recalcó que los organizadores pretenden crear un «ambiente de paz, perdón y solidaridad».
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