Catolicismo
«Salesianos, no tengáis miedo»
Aún no sabemos lo que el Papa quería decirnos. Ayer por la tarde, durante su visita a Turín con motivo del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco, Francisco se acercó hasta el barrio de Valdocco, donde se encuentra la Casa Madre de los salesianos y la basílica de María Auxiliadora, que construyó San Juan Bosco, para celebrar un encuentro con la familia salesiana. Francisco fue recibido por el rector mayor, el español Ángel Fernández Artime, y, dentro de la Basílica, rezó ante el altar dedicado a Don Bosco. Luego llegaron los discursos.
El Papa tomó sus folios pero, de improviso, dijo que lo que había escrito era demasiado formal. La iglesia estaba llena de salesianos y salesianas que aplaudieron la salida del Pontífice que, dejando a parte el discurso que llevaba escrito, comenzó a narrar su experiencia con los salesianos. Y contó que su familia era muy devota de Don Bosco y de María Auxiliadora, que fue alumno de un colegio salesiano en Buenos Aires y que allí aprendió el amor a María, a la belleza y que le educaron en la afectividad. También contó que un salesiano le ayudó en su camino vocacional, y pidió a la congregación seguir cuidando la educación. Desde el corazón, el Papa recordó a tantos jóvenes que no tienen trabajo, y animó –casi exigió– a los salesianos a empeñarse en atender a tantos jóvenes que no tienen preparación para insertarse en la sociedad, cuidando la formación profesional, algo que, reconoció el Papa, caracterizó el trabajo y la misión de Don Bosco. Y en esta atención a los jóvenes más necesitados nos pidió audacia, arriesgar, poner en juego la «creatividad salesiana», dijo, para dar las respuestas que hoy demandan los jóvenes.
Recordando las enseñanzas del fundador de los salesianos, el Pontífice insistió en los tres amores del santo turinés: María Auxiliadora, la Eucaristía y el amor al Papa. Enseñanzas que siguen siendo válidas hoy que los jóvenes necesitan aprender y vivir siempre con alegría, que también caracteriza al espíritu salesiano.
Para la familia salesiana ha sido un regalo la visita del Papa a los lugares donde nació nuestro carisma. En otras ocasiones habíamos oído a Francisco hablar de su admiración por Don Bosco. Ayer nos mostró su cariño hacia esta gran familia que, extendida por el mundo, sigue haciendo realidad el sueño de Don Bosco, que no es otro que el de ser signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes.
*Delegado de Comunicación de los Salesianos
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