Tarragona

Un trabajo impagable

Jaume Pujol /bispo de Tarragona

La Razón
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Nos hemos enterado durante la conferencia episcopal tarraconense que el Santo Padre ha presentado la dimisión por la razón de la falta de salud. Ha sido para nosotros muy emotivo y un momento que recordaremos toda la vida. Precisamente habíamos decidido que ese día sería un ejercicio de retiro espiritual, estábamos rezando y ha llegado la noticia. Nos llena de tristeza y de pena porque pensamos que el Santo padre es una figura excepcional en la vida de la Iglesia y en sus casi ocho años ha realizado una labor impresionante. Una labor que se manifiesta en las múltiples actividades que ha llevado a cabo en las encíclicas. En los discursos más sencillos ha abierto su corazón, ha puesto a disposición su gran capacidad de síntesis y de análisis de la situación. Ha tenido una visión muy certera de la sombras y de las luces de este mundo. Un Santo Padre que ha centrado su Pontificado en decir la verdad de las cosas, decir la verdad sobre las desviaciones y los errores de nuestro tiempo: el aborto, el matrimonio... Se podrían enumerar muchas. El Papa ha sido valiente para denunciar el mal dentro de la Iglesia. Recordamos todos cómo ha luchado contra temas como la pederastia dando siempre un mensaje de esperanza e ilusión. Él se define como un «humilde trabajador de la viña del Señor» y precisamente el pasado viernes decía en el Seminario Mayor de Roma a los seminaristas: «Dios me ha querido cristiano, católico, me ha querido sacerdote. Dios ha pensado en mí, me ha buscado entre millones; entre muchos, me ha visto a mí y me ha escogido no por mis méritos, que no existían, sino por su bondad». Es casi una premonición de lo que iba a decir hoy. Con este acto, demuestra un enorme amor a la Iglesia y una gran finura espiritual porque se da cuenta después de meditarlo en conciencia de que por su edad y su salud no puede seguir llevando adelante este Ministerio petrino que exige un gran esfuerzo. Por tanto, tenemos que tener una impagable gratitud por su trabajo. España le debe un agradecimiento particular por sus tres grandes viajes. Nos toca ahora rezar mucho por él para que, como nos pide el presidente de la Conferencia Episcopal, encomendemos al Señor «a una persona tan querida», para que le consuele y le dé fuerzas para seguir sirviendo a la Iglesia de un modo nuevo mientras la Providencia disponga». Y recemos también por el nuevo Papa.