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Un verdadero líder

La Razón
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Ayer, a las 12 del mediodía una noticia causó un gran impacto en todo el mundo: el Santo Padre ha presentado su renuncia. El Papa nos ha vuelto a sorprender, una vez más, y la reacción va desde el asombro inicial a la admiración por la coherencia de su comunicado. En estos ocho años ha ejercido un verdadero liderazgo en la Iglesia y en el mundo entero con un estilo propio, marcado por su profunda fe, su amor a la Iglesia, su sólida formación teológica y su cercanía a las personas. Su pontificado se ha caracterizado por cuatro elementos. En primer lugar, la centralidad de la persona de Cristo. Para muestra, una frase de su Encíclica Deus caritas est: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». También pasará a la historia por su actitud de búsqueda, de estudio y de defensa de la verdad y su lucha contra el relativismo. En tercer lugar, el diálogo como instrumento de trabajo y de relación. Un diálogo abierto con la cultura y la ciencia, con las confesiones cristianas y las otras tradiciones religiosas.

Y finalmente, pasará a la historia por su trabajo en la renovación interna de la Iglesia. Ha afrontado problemas graves y complejos con un coraje admirable, dando una respuesta valiente y decidida, en temas que le han producido no poca aflicción, ante los cuales ha mostrado una gran firmeza. Además, convocó al clero a la renovación interior declarando un Año Sacerdotal y ahora exhorta a toda la Iglesia a la conversión en el Año de la Fe. Muchas gracias, Santo Padre.