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VIH: Fármacos contra el cáncer para acabar con el virus del sida

La inmunoterapia, empleada hasta ahora para combatir tumores, podría erradicar los reservorios de las células y curar la enfermedad

El coronavirus empaña los avances en la lucha contra el sida
El coronavirus empaña los avances en la lucha contra el sidaChristian BridgwaterLa Razón

De unos años a esta parte nos hemos acostumbrado a hablar, a escuchar, sobre la inmunoterapia, un nuevo tratamiento frente al cáncer que se basa en estimular las propias defensas del organismo (el sistema inmunitario) para combatir la enfermedad con buenos resultados. Pues bien, parece ser que este mecanismo de acción no sólo resultaría eficaz en el caso de los tumores, sino que podría serlo también frente al VIH.

Ésta es una de las últimas líneas de investigación sobre las que se está trabajando actualmente y, aunque «aún está en los albores», como apunta Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, las expectativas no pueden ser mejores pues se trata "de un abordaje destinado a la curación de la enfermedad".

Hablamos de fármacos biotecnológicos tipo anticuerpos monoclonales como el brentuximab vedotina (un anticuerpo antiCD30 conjugado con un fármaco que inhibe la proliferación celular), utilizado contra el linfoma, y los inhibidores de puntos de control inmune como el ipilimumab (antiCTLA-4), pembrolizumab (antiPD-1) que se emplean frente a algunos tipos de melanoma, o dasatinib, usado frente a la leucemia mieloide crónica.

Que estos medicamentos podían ser útiles para el VIH se descubrió al tratar con ellos a pacientes infectados con el virus de un cáncer concomitante con la infección "y se observó que reducían la viremia o que aumentaban la transcripción del provirus integrado (que es el virus escondido dentro de los linfocitos que forman parte del reservorio), lo cual hace visibles estas células para el sistema inmunitario y el tratamiento antirretroviral y permite su eliminación", cuenta Mayte Coiras, investigadora de la Unidad de Inmunopatología del Sida del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III.

Es por eso que podrían ser útiles en esta enfermedad porque, continúa la experta, "el sistema inmunitario desarrolla respuestas muy similares frente a las células tumorales y a las infectadas por virus, de tal manera que los fármacos antineoplásicos podrían inducir una potente respuesta citotóxica que, además de eliminar células cancerosas, estuviera dirigida frente a las infectadas por VIH".

Así, se está estudiando la posibilidad de que varias terapias inmunológicas utilizadas para tratar el cáncer (llamadas inhibidores del punto de control inmunitario) pudieran causar la reversión de la latencia del VIH y/o tener un efecto dirigido sobre la persistencia de éste, pero aún faltan estudios definitivos que verifiquen esta hipótesis.

"Se espera que los inhibidores de los puntos de control puedan restaurar la respuesta inmunitaria contra el VIH en pacientes cuyo sistema inmunológico está agotado. Es importante comentar que estudiar la inmunoterapia contra el cáncer representa una oportunidad para comprender más sobre el virus. La investigación de las respuestas inmunológicas y virales al cáncer a través de la inmunoterapia en pacientes VIH positivos conducirá a nuevas perspectivas sobre la eliminación de esta enfermedad y, sobre todo, a mejorar la esperanza de vida de las personas con VIH y cáncer", explica Leticia de Mattos, directora del Grupo de investigación de vacunas terapéuticas contra el cáncer en el Irsicaixa.

El problema, cuenta Moreno, estaría en que, "en VIH aún no se ha demostrado que funcione de la misma forma. Además, estos medicamentos son tóxicos y, si bien usarlos en cáncer tiene sentido, porque la vida del enfermo está comprometida en muchos casos, no sucede lo mismo en el caso del VIH, pues con los tratamientos actuales nuestros pacientes están sanos como una manzana, y cómo les vas a exponer a una toxicidad severa".

Un diagnóstico tardío del 47,6%

Los últimos datos sobre la incidencia del VIH en España apuntan a un buen control de la enfermedad y a un mantenimiento de la tendencia descendente de nuevos casos iniciada con la introducción de los tratamientos antirretrovirales. Sin embargo, llama la atención la elevada tasa de diagnósticos tardíos, tal y como señala la doctora Juliana Reyes Urueña, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y epidemióloga del Centro de Estudios Epidemiológicos sobre las ITS y Sida de Cataluña: “Según datos correspondientes a 2018, la proporción de diagnósticos tardíos fue del 47,6 % en España, una cifra muy similar a la europea, situada en torno al 49 % en el reporte del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades”. Clínicamente, un diagnóstico de VIH se considera tardío cuando la persona tiene un recuento de linfocitos (CD4) por debajo de 350 células/ml o si presenta un evento que define el sida. En cuanto al perfil tipo de estos pacientes los datos reflejan que predomina el de hombres heterosexuales mayores de 55 años, lo que concuerda con el perfil europeo.

En líneas generales el balance de 2019, a un mes de despedir el año, podríamos decir que, en lo que respecta a la lucha frente al VIH/sida, ha sido bastante positivo. Por una parte, se dio a conocer el segundo caso en el que se conseguía erradicar la enfermedad en un paciente, además con participación española. Este hecho, si bien no es novedoso, demostró que el tratamiento era replicable y eficaz en este tipo de casos. Por otro, la aprobación de la financiación de la terapia pre exposición –llamada popularmente PrEP– por parte del Ministerio de Sanidad y que comenzó a implementarse en noviembre ha sido otra de las demandas del sector y que ahora se espera tenga un impacto en el control de la epidemia en España.

En cuanto a la tan ansiada vacuna, parece que, si bien aún no se ha conseguido, sí que hay avances al respecto. Para José Alcamí, coordinador de la Red Española de Investigación en Sida y director de la Unidad de Inmunopatología del Sida del Centro Nacional de Microbiología, "este año se han producido avances importantes en el campo de las vacunas. Entramos en un periodo en el que se están diseñando nuevos inmunógenos con un abordaje diferente al previo y que empiezan a tener resultados interesantes en modelos animales. Los ensayos clínicos en fase I se iniciarán el año próximo y su resultado nos dirá lo que podemos esperar de estos nuevos prototipos".

Esteban Martínez, presidente del Grupo de Estudio del Sida (Gesida), de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), coincide en que ha habido resultados prometedores en este campo "con una vacuna preventiva de Janssen que se han publicado en la prestigiosa revista ‘‘The Lancet’’. En este estudio, denominado Approach, un año después de la última dosis de la vacuna, todas las pautas evaluadas presentaron un perfil de seguridad favorable y mantuvieron una respuesta inmunitaria humoral y celular sólida contra el VIH. Hay también estudios de vacunas terapéuticas (algunos de los cuales llevados a cabo por grupos de investigación españoles) que han mostrado resultados favorables en seguridad y en eficacia, pero no han conseguido superar el efecto del tratamiento antirretroviral que se ha refinado tanto y ha adquirido unas cotas tan elevadas de eficacia, seguridad, sencillez y tolerabilidad que lo hacen difícilmente batible por otros tipos de tratamientos".

Por último, como avance significativo en el terreno del tratamiento, Moreno destaca los desarrollados en las formas de administración de la terapia para hacer ésta más sencilla: "Los resultados de un ensayo ponen de manifiesto que una inyección una vez cada dos meses obtiene el mismo resultado que tomarse una pastilla todos los días. Se ha visto que tiene la misma eficacia y es igual de bien tolerado". Tras los buenos datos logrados con el estudio Atlas, con gran participación española, en el que se comparaba el tratamiento oral con una inyección al mes, ahora está en marcha un nuevo ensayo –el Atlas 2M, cuyos resultados seguramente se presenten en marzo del año que viene– en el que se está evaluando la efectividad de una inyección cada dos meses. "La tendencia va a ser en esta línea, el de tomar la medicación una vez cada tres o seis meses, o incluso una vez al año mediante un dispositivo que iría liberando su dosis según fuera necesario. El tratamiento actual del VIH ha alcanzado cotas elevadísimas de excelencia y por eso es difícil lograr más avances. Estamos encantados con esta nueva modalidad terapéutica, va a cambiar lo que hasta ahora ha sido el tratamiento ARV", concluye Moreno. Está previsto que estos fármacos de larga duración estén disponibles para finales del año que viene, principios de 2021.