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Jean Peccoud: “Siempre estaremos jugando al pilla pilla con los virus”

El Doctor en Biología Sintética recuerda que vacunarse es un deber cívico, y asegura que las primeras contra el coronavirus serán «seguras» y con «mínimos» efectos secundarios

Jean Peccoud
Jean PeccoudLa Razón

Las noticias sobre vacunas para el Covid-19 inundan los medios y las redes sociales, pero hay varios factores a tener en cuenta a la hora de saber cuándo y cómo llegará… porque llegará.

Para comprender adecuadamente los tiempos, los riesgos, las ventajas y los desafíos que enfrentan los más de 50 laboratorios que están concentrados en esta tarea, hablamos con Jean Peccoud, doctor en Biología Sintética y experto en vacunas de la Universidad de Colorado. Y justamente desde allí y sobre esto va la primera pregunta con el objetivo de tranquilizar en lo posible al público.

–Pese a que haya tantos laboratorios desarrollando la vacuna, esto no significa que se estén utilizando enormes cantidades de virus para ello.

–Es cierto que no se puede descartar la posibilidad de un accidente de fabricación que podría provocar una gran cantidad de contaminaciones. Esto es particularmente problemático con los virus para los que no tienen un buen tratamiento o una buena inmunidad en la población. Naturalmente, los accidentes son raros por naturaleza, pero suceden. Aunque la realidad es que no sé de ningún proyecto que produzca a gran escala el coronavirus mismo. Parece que todos los principales candidatos están utilizando otras estrategias que no requieren el crecimiento del virus. De hecho, el desarrollo de vacunas no precisa grandes cantidades del virus. Entonces, los riesgos no son los mismos.

–Un factor importante que a menudo se confunde es seguridad con efectividad. En lo que respecta a vacunas no es lo mismo, y la aclaración es importante.

–Es cierto. La eficacia es el porcentaje de personas vacunadas que están protegidas por la vacuna. Si vacunas a 100 personas y todas se exponen al virus, 50 de ellas aún pueden contraer la enfermedad. Estos números son típicos para la de la gripe. Pero incluso si la protección no es perfecta, debemos vacunarnos. A nivel individual, el 50% de posibilidades de no contraer la enfermedad es mucho mejor que el 100% de hacerlo. La segunda razón es que, a nivel de la población, si se reduce la cantidad de personas que portan el virus y, por lo tanto, pueden transmitirlo, se reduce las probabilidades de contagio. Así, toda la población, incluso quienes no reciben la vacuna, obtienen protección. Se llama inmunidad colectiva. También podría decirse que vacunarse es un deber cívico. No es algo que haces para protegerte, sino para proteger a tu comunidad. Las primeras vacunas pueden ser ineficientes, pero serán seguras. Eso es lo primero que están probando las agencias reguladoras. No lanzarán una que nos perjudique. Por lo tanto, no hay inconveniente en vacunarse. Los efectos secundarios deberían ser bastante mínimos como con otras vacunas. Las personas no tendrán que sopesar las probabilidades de enfermarse por la vacuna o por el virus. Las vacunas se encuentran entre los medicamentos más seguros disponibles.

–Se habla mucho de la vacuna y la evolución del virus, ¿es esto un desafío para los expertos?

––La razón por la cual las vacunas pueden no ser perfectas es que dependen en gran medida de la evolución del virus. Estos mutan todo el tiempo, pero algunos más que otros. Por lo tanto, si uno al que se expone un paciente no se parece exactamente al que se usó para fabricar la vacuna, es posible que el sistema inmunitario de éste no lo reconozca. En dicho caso en particular, no creo que tengamos suficiente historial para entender cómo evoluciona el virus porque es nuevo y no tuvo tiempo ni razones para mutar. A medida que adoptemos contramedidas, tendrá más incentivos para explorar estrategias de mutación. Siempre estaremos jugando al pilla pilla con los virus. Es posible que nunca tengamos una vacuna perfecta, pero incluso una vacuna imperfecta puede ser muy valiosa si está ampliamente disponible y la mayoría de la población se vacuna. La vacuna llegará y aunque los expertos no se ponen de acuerdo si será en cuestión de semanas o demorará más de un año, en lo que sí concuerdan es en dos hechos muy precisos. El primero de ellos es que el intercambio de información en la red global científica es fundamental, y lo es por la segunda razón: vendrán nuevas epidemias y debemos estar preparados.

–¿Y cómo nos podemos anticipar?

–Creo que debemos cambiar la forma en que pensamos sobre el desarrollo de vacunas. En este momento, todavía estamos concentrados en aprobar una candidato a vacuna a la vez. Esto nunca funcionará para enfermedades emergentes porque la ejecución de ensayos clínicos de vacunas siempre será lenta. Lo que me gustaría es que las agencias gubernamentales cambien el proceso de aprobación y desarrollo de vacunas. Por ejemplo, podríamos imaginar un escenario en el que agencias gubernamentales como la FDA aprobaran cualquiera de ARN contra la proteína de la envoltura de cualquier virus. Si hubiéramos aprendido las lecciones del SARS y el MERS, podríamos haber aprobado un proceso que hubiera permitido producir la vacuna Covid-19 en enero. Ahora tenemos tecnologías de plataforma como las de ADN /ARN, vacunas vectorizadas (es decir, aquellas en las cuales un gen de un organismo se inserta en el genoma de otro que actúa com vector, de manera que la vacuna protege contra ambos). Deberíamos poder establecer un nivel razonable de seguridad y eficacia que sería lo suficientemente bueno como para implementar rápidamente contramedidas ante una enfermedad emergente. Espero, en resumidas cuentas, que la consecuencia de la pandemia actual aliente a las agencias reguladoras a cambiar su paradigma y les lleve a considerar la aprobación de procesos de desarrollo de vacunas en lugar de candidatos a vacunas.