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Sanidad confinó a los ancianos y los trató como foco de infección

Las muertes en residencias equivaldrían a un 66,3% del total notificado oficialmente por el ministerio de Sanidad (28.752)

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Una persona conversa con sus padres a través de una ventana habilitada en la residencia de mayores Ballesol Patacona, en Valencia, para que los residentes puedan recibir visitas de sus familiaresBIEL ALIÑOEFE

Ahora que lo peor de la tormenta ha pasado y que el 70% de la población ya se encuentra al menos en la fase 1 de la desescalada, toca sacar a la luz los episodios más oscuros de esta pandemia. No cabe duda de que el sector más castigado ha sido el de las residencias de ancianos. Aunque el Gobierno no ha publicado un balance oficial, los datos proporcionados por las comunidades estiman que han muerto 19.008 usuarios a causa del coronavirus, pero que solo 5.457, alrededor de un 20%, fueron diagnosticados de forma oficial. Así, las muertes en residencias equivaldrían a un 66,3% del total notificado oficialmente por el ministerio de Sanidad (28.752). Debe tenerse en cuenta, que en el balance diario solo se incluyen los fallecidos que han tenido un diagnóstico con PCR y que los datos que presentan las comunidades de muertes en estos centros tienen en cuenta los casos oficiales pero también los sospechosos.

Parte del informe del Ministerio de Sanidad fechado el 5 de marzo con las pautas de actuación para las residencias.
Parte del informe del Ministerio de Sanidad fechado el 5 de marzo con las pautas de actuación para las residencias.Ministerio de SanidadMinisterio de Sanidad

«No entiendo por qué el Gobierno no saca los datos reales, nosotros llevamos reclamándolas mucho tiempo», critica el secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE), Jesús Cubero. El sector de la dependencia comparte que las residencias no estaban preparadas para una pandemia de tal magnitud: «El sistema que hay en España está preparado para cuidar no para curar», apunta Cubero. Pero, de la misma forma, critica que «el Gobierno no nos avisó con suficiente antelación para hacer acopio de material», así como «la falta de test en gente mayor. En la mayoría de los casos hubo que esperar a que el virus diera la cara y cuando estas personas inician sintomatología suele ser demasiado tarde», apunta.

A todo ello hay que sumar la orden dictada por Sanidad antes de que empezara la trasmisión comunitaria en el país. El día 5 de marzo publicó «Recomendaciones a residencias de mayores y centros sociosanitarios para la Covid-19», por el que instaba a los responsables de estos centros a confinar en sus habitaciones a los usuarios que tuvieran sintomatología respiratoria a aguda . «Deberán restringir sus movimientos lo máximo posible y quedarse en una habitación con buena ventilación», se lee en el informe. En opinión de Cubero, en un inicio «se identificó erróneamente a las residencias como focos de infección, cuando en realidad han sido las grandes olvidadas de esta crisis». Reconoce que «de forma oficial, en tres comunidades hubo orden por escrito para no hospitalizar a personas con alto grado de dependencia o deterioro cognitivo», muchos de ellos procedentes de residencias, por la saturación que sufrió el sistema sanitario en algunas zonas. Lo que provocó también un caos para la retirada de cadáveres en residencias «La norma era clausurar la habitación hasta la llegada de la funeraria. Pero hubo centros con cadáveres durante más de 48 horas y se tuvo que echar mano del Ejército y los Bomberos».