Cáncer
«La situación de la terapia CART es optimista y ordenada»
Entrevista a Ramón García Sanz, presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia
-¿Por qué las terapias avanzadas CAR-T han sido una revolución en algunos cánceres hematológicos?
-Porque es un mecanismo de acción revolucionario: no tiene nada que ver con lo visto hasta ahora y usa todos los conocimientos que se han ido generando en los últimos 30 años en Inmunología y Hematología: el conocimiento de cómo funcionan las células T, su receptor, de cómo se produce la señalización desde el exterior al interior de la célula, de cómo la célula T es capaz de liberar citocinas y matar a las células que tienen en frente, de reconocer y matar a unas células y no a otras, de cómo podemos manipular ese receptor que tiene específicamente la célula para convertirlo en algo que vaya contra un antígeno tumoral. O de cómo hemos descubierto los antígenos tumorales específicos en las células, presentes en las tumorales y no en otras.
-¿Cuál es la situación de este tipo de tratamientos en nuestro país?
-El panorama es optimista y ordenado. El Ministerio ha comentado a los profesionales que se tenía que regular de alguna manera el acceso a estos fármacos para que sea posible y equitativo; para que se puedan proporcionar a todos los pacientes españoles que más lo necesiten. Para ello ha buscado centros que pudieran estar capacitados para llevarla a cabo y centralizar, en la medida de lo posible, el acceso a un tratamiento que podría consumir excesivos recursos si no se hace de una forma ordenada. Así, se puso en marcha un grupo en el que estaban representantes de farmacia, inmunología, patólogos, biólogos y, sobre todo, hematólogos, para decidir cuántos pacientes puede haber, cuántos pueden estar implicados, a qué otro tipo de tratamientos sustituye o puede facilitar la vida al paciente sin que pase por otras estrategias... Gracias a todo ello ha sido posible designar 11 centros activos y cuatro en reserva para el tratamiento de adultos y niños, capacitados para producir este tipo de terapias.
-¿Cómo se administra la terapia CAR-T?, ¿en qué tipos de cáncer se puede aplicar, cómo es su acceso? y ¿dónde se ofrece?
-El CAR en concreto es un receptor quimérico, un receptor antigénico mezclado que lo que hace es usar elementos diferentes: uno es el receptor de la molécula diana, el segundo es un coactivador de la inmunidad, y el tercero una señalización al interior de la célula. Para poder llevarlo a cabo, cuando un paciente es candidato, el médico que lo lleva realiza la solicitud al Ministerio. En 48 horas el grupo de expertos del Ministerio, con dos hematólogos y un farmacéutico, responde si es candidato diana al tratamiento y se busca el centro para hacer la aféresis, que consiste en extraer células de la sangre del paciente que tengan linfocitos. Una vez extraída, se envían al centro de producción de las células para hacer la transformación y manipulación celular en un centro especializado que en la UE está en Alemania y Holanda. Mientras se lleva a cabo la fabricación de estas células, es necesario realizar una «terapia puente» para aguantar mientras las células vuelven desde la fábrica; todo esto, en menos de un mes. Cuando llegan las células, se inicia un tratamiento seguido de la infusión celular. Aquí viene el punto más crítico del tratamiento, ya que en pocos días se puede producir un síndrome de liberación de citocinas, uno de lisis tumoral, una infección... Por eso debe estar en una unidad altamente especializada o incluso en la UVI. Una vez que el paciente supera esta fase, se irá a su casa y se quedará con células CAR-T circulantes en su organismo que irán matando poco a poco a las tumorales. Pasados uno o dos meses, se repiten las pruebas de evaluación del tumor para comprobar si se ha producido la respuesta adecuada o no.
-¿Cuáles son los principales retos de futuro de esta terapia?
-Lo ideal sería que las células estén disponibles de inmediato, guardadas en un centro de transfusión o en la farmacia sin tener que esperar su producción. Pero eso requiere células de otra persona y eso no es posible por ahora. Otro reto es extender la indicación; por ahora sólo se pueden usar en casos muy concretos: tercera línea de linfoma difuso de células grandes B, leucemia linfoblástica aguda en recaída y leucemia linfoide.
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