Entrevista

«Hay que estar listos para lo inesperado pero sabedores de que acontecerá»

Entrevista a Javier Urra, ex Defensor del Menor y doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud

Javier Urra
Javier UrraNatalia KachmarNatalia Kachmar

-Ha escrito un libro que se llama «Fortalece tu carácter», sin embargo, popularmente un carácter fuerte se identifica como algo negativo...

-Es cierto. El ser humano es bio-psico-social y cultural. Se conforma con el temperamento que es invariable y heredado. Posteriormente es el carácter el que amalgama aspectos biológicos y situacionales (el «yo y mis circunstancias» de Ortega y Gasset). Y por fin desarrolla desde su propio ser una personalidad. Entendamos por tanto carácter como esas características que nos definen, pero que, al tiempo de ser moldeables, dan una característica esencial de la persona, entendida como previsible. Hemos puesto el término carácter por significar estructura, pero que puede ser en algo rediseñada. La ciudadanía utiliza el término carácter, asignándole una característica de mando, de intransigencia, de dificultad relacional, que se entiende bien, pero que no ampara todo lo que el término y desde el punto de vista psicológico, simboliza y significa.

-Creo que este fue el tema de su tesis doctoral en Ciencias de la Salud. ¿Qué le seduce tanto de ello?

-Yo hice mi tesis doctoral en Psicología sobre dilemas éticos en los psicólogos. Después de ser Defensor del Menor sufrí un grave infarto de miocardio e hice el doctorado en Ciencias de la Salud con el tema «Cómo afrontar los socavones de la vida». Diversas visitas al Centro de Parapléjicos de Toledo, entrevistas con personas amputadas por el grupo terrorista ETA; conversaciones con padres que han perdido a sus hijos, etc. me enseñaron que el sufrimiento forja un carácter. Creo que debiéramos prestar más atención y aplaudir a los paralímpicos. Y estoy convencido de que afrontar la vida exige una actitud, un posicionamiento. Igual que la gente se muscula en un gimnasio, así hemos de prepararnos en los aspectos emocionales, racionales e incluso espirituales, como seres humanos, que anticipamos la muerte, el sufrimiento, y tantos aspectos que nos ponen en riesgo de quebrar, de caer por un abismo siempre próximo.

-¿Cómo puede ayudar el fortalecer el carácter en una época como la que vivimos y en la que se están multiplicando los problemas psicológicos?

-Para esto nace el libro, para ayudar en cualquier tiempo y lugar. Es normal, es natural que la tristeza se multiplique, que la depresión aumente, que los ansiolíticos se consuman en mayor medida. En tiempos de zozobra, de indefensión, de vulnerabilidad, nos percatamos de lo que es lo esencial, y lo hacemos porque nos damos tiempo, porque en vez de salir hacia el exterior, indagamos en nuestro interior. Hemos de aprovechar para fortalecer nuestro carácter ante circunstancias que hoy no podemos prever, pero más que posible, probablemente nos acontecerán en nuestra familia, en nuestro entorno próximo. Este libro no evita el dolor, ni el sufrimiento, pero intenta ser como un «airbag» ante un accidente, que protege a la persona. En estas páginas hay mucha experiencia, mucho conocimiento, mucha admiración a quien me ha transmitido desde su realidad cómo se consigue convivir con lo que parece imposible.

-¿Cuáles son esas fortalezas esenciales contra el dolor y el sufrimiento?

-No pedirle a la vida más de lo que la vida puede dar. Saber priorizar, y saber relativizar. Posicionarse para dar lo mejor de uno mismo, agradecer a la vida, aunque ésta sea injusta y en ocasiones dolorosa. Utilizar el sentido del humor como forma de mejorar el ambiente y el contacto con los otros. Gustar de la belleza, que puede ser de las artes, y de la naturaleza. Apasionarse por lo que se hace. Luchar por seguir llevando la vida en los propios brazos. Buscar conocerse y ayudar a otros. Entender la esperanza como una necesidad ética. El libro reúne muchas más ideas, herramientas e instrumentos, pero sobre todo facilita el cómo conseguirlo. Acontece como cuando alguien va al médico, espera una receta, luego habrá de poner en práctica lo que en la misma se ha extendido.

-¿Cómo se desarrollan las facultades necesarias para encauzar el dolor o los problemas inesperados?

-Como son inesperados, uno tiene que tener previsto que pueden acontecer. Pensemos en alguien que se atraganta, no es previsible, no sabemos cuándo puede acontecer, pero sí podemos aprender la maniobra que le salvará la vida. Lo que se propone es estar preparado para lo inesperado, para lo imprevisible pero sabedores de que acontecerá, como les ocurrió a los que nos antecedieron y les sucederá a los que nos continuarán.

-¿Sería lo mismo esto que lo que se llama resiliencia?

-La resiliencia es un término que viene de la física, ha sido utilizado por la ingeniería para definir algunos materiales, igual que tienen flexibilidad, etc. La resiliencia nos explica que de hechos traumáticos se puede salir, y sin dejar de sufrir, salir fortalecido ante un posible y nuevo avatar. Y esto ha acontecido inclusive en el Holocausto, nos lo explico muy bien Viktor Frankl y le ha dado continuidad Boris Cyrulnik. Este libro sí, habla de resiliencia, pero permítame decir que aborda mucho más que el posicionamiento ante el trauma, busca una visión epistemológica de la existencia.

-Usted publicó un test que lleva por título TRauma (Test de Resistencia al Trauma). ¿Cómo sería uno para medir la tristemente popular “fatiga pandémica”?

-El test TRauma ha tenido un éxito que yo no esperaba, tan es así que la editorial EOS lo ha vendido también al Ejército español para evaluar la fortaleza de los soldados ante misiones donde pueden encontrar no solo la muerte sino la mutilación. Este test se sigue vendiendo en la editorial Giuntieos, y es muy recomendable para cualquier persona pues permite saber que fortalezas y debilidades tiene cada uno y a partir de ese conocimiento intentar desarrollar los aspectos deficitarios. En cuanto a la fatiga emocional, se caracteriza por una falta de ilusión, atisbo de desesperanza, una cierta distancia afectiva, una desconfianza en general, y es natural, pues el ser humano necesita anticipar, gusta de preparar su futuro y todo ello nos ha sido hurtado. Pero es esencial estar preparados para de nuevo ponernos en marcha cuando la pandemia lo permita. Pero eso sí, habiendo aprendido lo que significa la pausa, lo que es lo esencial, lo importante de la vida para no caer de nuevo en un estrés, en una precipitación que a nada nos conduce. Al fin, las circunstancias nos vienen dadas, a nosotros nos cabe afrontarlas. El carácter, es nuestro destino.