Alimentación
¿Qué hace el exceso de ingesta de carne roja y procesada en nuestro organismo?
Las personas con una mayor ingesta de carne tenían ventrículos más pequeños, una función cardíaca más deficiente y arterias más rígidas, según un nuevo estudio
Una alimentación saludable y equilibrada resulta esencial. Pero como sostienen en la Fundación Española del Corazón “con la carne roja, mejor menos que más”. Ahora, un nuevo estudio vuelve a poner el foco en la ingesta de este producto, pero en vez de demostrar que un consumo excesivo incrementa el riesgo de ataques cardíacos, los investigadores analizaron qué pasa en nuestro organismo.
Para ello, los investigadores analizaron la relación entre la ingesta de carne roja y procesada y las imágenes de la salud del corazón en casi 20.000 personas. “Estudios anteriores han mostrado vínculos entre un mayor consumo de carne roja y un mayor riesgo de ataques cardíacos o de morir por enfermedades cardíacas. Pero por primera vez, examinamos las relaciones entre el consumo de carne y las medidas de imagen de la salud del corazón. Esto puede ayudarnos a comprender los mecanismos subyacentes a las conexiones previamente observadas con las enfermedades cardiovasculares “, afirma la autora del estudio, la Dra. Zahra Raisi-Estabragh, de la Universidad Queen Mary de Londres.
El estudio observacional que se presenta hoy en el congreso de Preventive Cardiology, de la Sociedad Europea de Cardiología, incluyó a 19.408 participantes del Biobanco del Reino Unido. Los investigadores examinaron las asociaciones de la ingesta autoinformada de carne roja y procesada con la anatomía y la función del corazón.
Se analizaron tres tipos de medidas cardíacas. Primero, las evaluaciones de la función cardíaca por resonancia magnética cardiovascular utilizadas en la práctica clínica, como el volumen de los ventrículos y las medidas de la función de bombeo de los ventrículos. En segundo lugar, la radiómica (una tecnología que convierte imágenes médicas en datos cuantificables) utilizada en la investigación para extraer información detallada de imágenes cardíacas, como la forma y la textura (que indica la salud del músculo cardíaco). Y en tercer lugar, la elasticidad de los vasos sanguíneos (las arterias elásticas son más saludables).
El análisis se ajustó por otros factores que podrían influir en la relación, incluidos la edad, el sexo, las privaciones, la educación, el tabaquismo, el alcohol, el ejercicio, la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes y el índice de masa corporal (IMC) como medida de obesidad.
Los investigadores encontraron que una mayor ingesta de carne roja y procesada se asoció con peores medidas de imagen de la salud del corazón, en todas las medidas estudiadas. Específicamente, las personas con una mayor ingesta de carne tenían ventrículos más pequeños, una función cardíaca más deficiente y arterias más rígidas, todos indicadores de una peor salud cardiovascular.
Como comparación, los investigadores también probaron las relaciones entre las medidas de imágenes del corazón y la ingesta de pescado azul, que anteriormente se había relacionado con una mejor salud del corazón. Y descubrieron que a medida que aumentaba la cantidad de pescado azul, la función cardíaca mejoraba y las arterias se estiraban más.
“Los hallazgos respaldan las observaciones anteriores que vinculan el consumo de carne roja y procesada con enfermedades cardíacas y brindan información única sobre los vínculos con la estructura y función vascular y cardíaca”, precisa la doctora.
Las asociaciones entre las medidas de imagen del corazón y la ingesta de carne sólo se explicaron parcialmente por la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes y la obesidad. “Se ha sugerido que estos factores podrían ser la razón de la relación observada entre la carne y las enfermedades cardíacas. Por ejemplo, es posible que una mayor ingesta de carne roja lleve a un aumento del colesterol en sangre y esto a su vez cause enfermedades cardíacas. Nuestro estudio sugiere que estos cuatro factores juegan un papel en los vínculos entre la ingesta de carne y la salud del corazón, pero no dibujan la historia completa“, afirma la experta, que explica que “existe alguna evidencia de que la carne roja altera el microbioma intestinal, lo que lleva a niveles más altos de ciertos metabolitos en la sangre, que a su vez se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca”. En todo caso, tal y como reconoce la doctora, “se trata de un estudio observacional y no se puede suponer la causalidad. Pero en general, parece sensato limitar la ingesta de carne roja y procesada por razones de salud cardíaca”.
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