Alimentación

Europa reduce los niveles de metales tóxicos permitidos en los alimentos

Hoy entra en vigor una nueva medida de la Comisión Europea que rebaja los niveles permitidos de plomo y cadmio para una amplia gama de productos, incluidos aquéllos destinados a la alimentación infantil

La leche es uno de los productos con mayor contaminación de este tipo debido a que, tanto su presencia, como la calidad y el rendimiento del alimento, pueden verse afectados por factores que van desde la genética del animal, hasta los procesos de postproducción y envasado
La leche es uno de los productos con mayor contaminación de este tipo debido a que, tanto su presencia, como la calidad y el rendimiento del alimento, pueden verse afectados por factores que van desde la genética del animal, hasta los procesos de postproducción y envasadoMiguel GutiérrezAgencia EFE

La Comisión Europea busca reducir la presencia de contaminantes cancerígenos en los productos que consumimos. Para ello, ayer, día 30 de agosto, y hoy, han entrado en vigor límites más estrictos para los niveles permitidos de plomo y cadmio en determinados alimentos.

La mayoría de los alimentos cuentan con la presencia de metales en su composición de forma natural. Sin embargo, mientras que algunos son favorables para el organismo humano, otros pueden resultar tóxicos e incluso provocar graves problemas de salud. Por ejemplo, entre los metales buenos están el hierro, el cobre o el zinc que, consumiéndose en dosis bajas, resultan esenciales para una dieta equilibrada. Por su parte, entre los metales no esenciales y perjudiciales para la salud se encuentran el plomo, el mercurio, el arsénico y el cadmio.

Hacia estas sustancias está dirigida la decisión de la institución europea que busca aumentar los controles de calidad para garantizar la seguridad del consumidor frente a estas toxinas, a las que se ha asociado con problemas hepáticos y renales, aún consumidas en dosis relativamente bajas.

La leche y sus derivados, entre los alimentos con mayor cantidad

La leche es uno de los productos con mayor contaminación de este tipo debido a que, tanto su presencia, como la calidad y el rendimiento del alimento, pueden verse afectados por múltiples factores que van desde la genética del animal, hasta los procesos de postproducción y envasado. Esto es debido a que los metales nocivos se acumulan, comúnmente, en el aire, el suelo, el agua y las plantas. Lo que supone que terminan absorbiéndose y, por tanto, afectando a la cadena alimentaria; de allí la importancia de detectar a tiempo la presencia de este tipo de sustancias.

Los nuevos límites establecidos por la Unión Europea comenzarán a aplicarse a partir del 30 de agosto, en el caso del plomo, y del 31 para el cadmio. Aunque todos aquellos productos que hayan sido comercializados con anterioridad podrán mantenerse en el mercado hasta el 28 de febrero de 2022.

“Los laboratorios de seguridad alimentaria que realizan análisis de detección de metales suelen ser instalaciones de alto rendimiento y requieren equipos que sean eficientes y rentables. Dos de las principales técnicas disponibles son la espectometría de masas de plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) o la espectrotoscopia de absorción atómica (AAS)”, explica el doctor Ignazio Garaguso, de PerkinElmer, compañía, que proporciona a laboratorios de análisis de alimentos y a las empresas alimentarias, sobre la forma en la que se detecta la presencia de metales pesados en alimentos para comprobar los productos en relación con los límites actuales. “Estas tecnologías permiten a los laboratorios de seguridad alimentaria determinar el cadmio y el plomo a niveles hasta mil veces inferiores a los establecidos actualmente, lo que garantiza una alta confianza en los resultados obtenidos”, agrega.