Ginecología

Encuentran la causa genética de la endometriosis

Un gen específico, el NPSR1, aumenta el riesgo de padecerla, según un estudio

Endometriosis
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La endometriosis es una enfermedad muy prevalente y difícil de tratar que causa gran dolor e incluso puede provocar infertilidad en las mujeres. Pues bien, tras más de dos décadas de intensa investigación genética, científicos de la Universidad de Oxford, el Baylor College of Medicine, la Universidad de Wisconsin-Madison y Bayer AG han descubierto una nueva y potencial forma de combatirla que bloquea un gen en particular, reduciendo el malestar y la inflamación, al menos en ratones. El trabajo ha sido publicado en la revista «Science Translational Medicine».

El nuevo estudio se basa en investigaciones que se remontan a la década de los 90. En ese momento, los científicos sabían que la genética explicaba parte del riesgo de contraer endometriosis, pero no qué genes eran los responsables. Después, los trabajos que rastrearon a familias con múltiples casos de endometriosis ayudaron a los investigadores a concentrarse en una región particular del cromosoma 7p13-15.

Sin embargo, hay cientos de genes en esa región, tal y como explica la líder del equipo, Krina Zondervan, investigadora de endometriosis en la Universidad de Oxford. Reducir el tramo del cromosoma a un solo gen requirió años de trabajo. Primero, su equipo secuenció el ADN de mujeres en 32 familias en las que tres o más mujeres habían sido diagnosticadas con endometriosis, enfocándose en esa región cromosómica específica.

Contra la inflamación

El grupo descubrió que muchas de las mujeres con casos más graves tenían variantes de un gen llamado NPSR1. No se había relacionado previamente con la endometriosis, pero sí con otras enfermedades inflamatorias como el asma y la artritis reumatoide.

Llegados a este punto, Zondervan y sus colegas recurrieron entonces a los macacos rhesus, un tipo de monos que también desarrollan endometriosis. Cuando los investigadores secuenciaron el ADN de un grupo de 850 animales en los que 135 tenían la enfermedad, vieron las mismas variantes. Una búsqueda similar en más de 3.000 pacientes con endometriosis y aproximadamente 7.000 personas que no tienen la enfermedad confirmó aún más los resultados.

El siguiente paso fue tratar de evitar que el gen se activara. En ratones, los investigadores bloquearon la proteína que codifica NPSR1 inyectando una solución que contiene una molécula llamada SHA 68R, que se sabe que inhibe la expresión del gen. Los ratones no menstrúan, pero los investigadores podrían simular el dolor y la inflamación de la endometriosis inyectando pequeños trozos de bacterias o revestimiento uterino en el abdomen.

Los roedores que recibieron SHA 68R experimentaron menos inflamación y dolor abdominal (los ratones que sienten dolor abdominal cambian su peso hacia sus patas delanteras para compensar, y los investigadores pueden medir ese cambio de peso).

190 millones de mujeres afectadas

La endometriosis afecta aproximadamente a una de cada 10 mujeres. En la enfermedad, el tejido que reviste el interior del útero, y que se desprende en cada ciclo menstrual, también crece fuera del mismo. La afección causa dolor severo, especialmente durante los períodos, cuando el revestimiento rebelde intenta desprenderse, creando tejido cicatricial que esencialmente puede unir los órganos internos. Únicamente la cirugía invasiva puede eliminar estas cicatrices.

Los tratamientos hormonales, como los supresores de estrógeno, pueden alterar o interrumpir el ciclo menstrual, pero encontrar el adecuado puede llevar meses de prueba y error. Las hormonas también pueden causar una variedad de efectos secundarios, que van desde el aumento de peso a cambios de humor o dolores de cabeza. Además, en algunas mujeres estos tratamientos no obtienen resultado.

«La investigación es un avance emocionante en nuestra búsqueda de nuevos tratamientos para la endometriosis. Es una enfermedad debilitante y poco reconocida que afecta a 190 millones de mujeres en todo el mundo. Tenemos que seguir investigando el mecanismo de acción y el papel de las variantes genéticas en la modulación de los efectos del gen en tejidos específicos. Sin embargo, tenemos una nueva y prometedora diana no hormonal para seguir investigando y desarrollando que parece abordar directamente los componentes inflamatorios y de dolor de la enfermedad», concluye la doctora Zondervan.