Cardiovascular
Ablaciones de arritmias más precisas en niños gracias a un navegador
►El tratamiento permite hacer reconstrucciones tridimensionales del corazón y guiar los procedimientos de forma más segura
Las arritmias pueden hacer que uno tenga como sensación de aleteo del corazón. En muchos casos esta alteración del ritmo cardíaco (taquicardia –cuando va acelerado a partir de 100 latidos por minuto– o bradicardia –cuando va muy despacio, por debajo de 60–) puede ser inofensiva, pero en otros casos puede tratarse de algo serio.
En el caso de los niños también. Así, si el corazón de su hijo late demasiado rápido o demasiado despacio puede afectar a la capacidad de bombear la sangre al resto del cuerpo. De ahí que resulte crucial su diagnóstico para establecer el tratamiento más adecuado en cada caso.
«Las arritmias cardíacas afectan al 1 o 2% de la población adulta cada año, un porcentaje que sube hasta el 5-10% en el caso de los pacientes de más edad. En cuanto a la población infantil, afortunadamente la frecuencia no es tan alta. Se diagnostican al año del orden de uno de cada 200 a uno de cada 500 niños», explica José Luis Gavilán, cardiólogo pediátrico del Hospital Materno Infantil Quirónsalud de Sevilla.
«En menores suele deberse –prosigue– a alteraciones congénitas por la presencia de un ‘’cable’' adicional o un ‘’cable’' anómalo que conduce de forma independiente al sistema eléctrico normal del corazón. Este ‘’cable’' es el responsable de la mayoría de la formación de taquicardias en niños, al establecerse una especie de cortocircuito eléctrico que acelera el corazón hasta frecuencias que pueden superar los 200 latidos por minuto».
Lo que en muchos casos impide realizar una vida normal. Es el caso de un paciente, un niño de 10 años, tratado recientemente en el Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla. «Venía padeciendo taquicardias de repetición desde los cinco años y se encontraba medicado desde esa edad. Sus taquicardias alcanzaban frecuencias muy altas, eran muy sintomáticas y le interferían para realizar su vida normal, entre otras, la práctica de deportes, y había necesitado ser tratado en urgencias en varias ocasiones», recuerda Juan Manuel Fernández Gómez, cardiólogo jefe de la Unidad de Arritmias-Neolaser Cardiovascular del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón.
En 2020, el paciente fue sometido en otro centro a una ablación con catéter de la taquicardia que no resultó eficaz, ya que al poco tiempo de pasar por quirófano volvieron otra vez y tuvo que acudir a urgencias. «Por este motivo se nos deriva al paciente para realizar un nuevo intento de ablación con catéter», recuerda Fernández.
Pero para lograr la curación definitiva el menor fue sometido a un tratamiento de arritmias complejas guiadas con el navegador Carto. Es decir, una ablación acompañada de un navegador intracardíaco, lo que permite hacer una reproducción del corazón 3D en su interior y localizar el «cable» anómalo con una precisión milimétrica, incrementando así la seguridad y la eficacia de la intervención frente a hacerla únicamente mediante el uso de rayos X.
«En este caso se trataba de una taquicardia cuyo circuito estaba muy próximo al sistema de normal conducción cardíaca. Esta cercanía a los ‘’cables nobles’' del corazón supone el riesgo de que estos se puedan lesionar si las aplicaciones de calor (radiofrecuencia) no las hacemos con la máxima precisión», detalla Fernández.
Pero con este navegador intracardíaco, «los catéteres se localizan mediante señales eléctricas y magnéticas, y podemos marcar puntos con una alta precisión y fiabilidad en el interior de la reconstrucción anatómica cardíaca que previamente hemos diseñado. Esto nos ayuda a realizar las ablaciones de forma precisa y segura», añade.
Aunque los navegadores se vienen usando en el campo de la Electrofisiología desde hace casi 20 años, «es en la última década cuando se han producido los avances más significativos. Nuestro grupo comenzó a usarlos en 2007 tanto en adultos como en niños, siendo pioneros en el uso de estas herramientas para conseguir hacer ablaciones con catéter con la técnica que llamamos de ‘’escopia cero’'; es decir, sin que el paciente reciba ninguna dosis de radiación, dado que todo el procedimiento lo conseguimos completar guiando únicamente con el navegador el movimiento de nuestros catéteres. Esto es especialmente importante en niños y en embarazadas, que son los colectivos más vulnerables a los posibles daños a largo plazo de los Rayos X», concluye el doctor Fernández.
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