Prevención

La rehabilitación cardíaca evita un 35% de muertes por recaídas

Pese a los múltiples beneficios, solo se trata al 10-15% de los pacientes que superan un evento cardiovascular

El enfermero Carlos Brenes y los doctores Luis Serratosa y Esther Merino en el gimnasio de Rehabilitación de Quirónsalud Madrid
El enfermero Carlos Brenes y los doctores Luis Serratosa y Esther Merino en el gimnasio de Rehabilitación de Quirónsalud MadridQuirónArchivo

La rehabilitación cardíaca disminuye la mortalidad hasta en un 35% en aquellos pacientes que hayan sufrido un infarto, tengan una angina de pecho o padezcan de insuficiencia cardíaca, entre otros males. Y, sin embargo, «solamente se trata al 10-15% de los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular», denuncia el doctor Rafael Fernández de Soria Pantoja, director del Centro Cardiológico que lleva su nombre y que está adscrito al Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz, en Extremadura.

El objetivo fundamental de los programas de rehabilitación cardíaca, realizados en unidades multidisciplinares, es «recuperar a los pacientes al máximo de sus posibilidades físicas y mentales, de forma que el paciente se pueda integrar a una vida normal desde el punto de vista social, familiar y profesional. Al tiempo que se disminuye la mortalidad de origen cardíaco», precisa el doctor Fernández de Soria.

Menor riesgo

Y los resultados hablan por sí solos. Además de reducir la mortalidad cardíaca en un 35%, estos programas de rehabilitación «disminuyen en un 46% la probabilidad de sufrir eventos cardíacos no fatales; retraen la mortalidad global hasta en un 20%; mejoran la capacidad de ejercicio del individuo, y tienen un efecto estabilizador frente a la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia», asegura el doctor.

A su vez, «también hay referencias de la influencia de esta rehabilitación en la atención de los niveles de depresión y ansiedad», añade.

Pero, ¿en qué consisten estas sesiones exactamente? Cuando el paciente acude a consulta, «se identifican los factores de riesgo que han favorecido el desarrollo de la enfermedad en su caso particular y se optimizan los tratamientos para controlar esos factores y para evitar la reaparición de la enfermedad. También ayudamos a hacer los cambios en el estilo de vida que son necesarios en muchos casos (dejar de fumar, hacer ejercicio, adelgazar, comer de forma saludable...), ofrecemos información para el autocuidado y atención psicológica», detalla Esther Merino, cardióloga de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, cuyo programa ha sido acreditado por la Sociedad Española de Cardiología con el sello SEC Excelente, lo que avala su nivel asistencial.

«Una vez que el paciente ha sido valorado por el médico rehabilitador y el cardiólogo –precisa el doctor Fernández de Soria–, se le prescribe la realización de actividad física individualizada y adaptada al paciente durante dos meses, con dos o tres sesiones semanales de una hora de duración que incluye ejercicios de estiramientos, con pesas, bicicleta con resistencia progresiva, y que concluye con ejercicios de relajación bajo control del fisioterapeuta y de Enfermería».

Un ejercicio «supervisado durante el cual se le monitoriza constantemente el estado de su corazón sin necesidades de cables», añade la doctora Merino.

Pero la rehabilitación cardíaca no acaba ahí. Una parte fundamental de estos programas, tal y como detalla el director del Centro Cardiológico Dr. Fernández de Soria, es la recuperación psicológica, dado que «muchos pacientes, tras un evento agudo de enfermedad cardiovascular, presentan miedo, angustia o depresión para reincorporarse a su actividad diaria. La rehabilitación cardíaca les ofrece un tratamiento integral para su recuperación dándoles seguridad al realizar actividad física supervisada y apoyo psicológico por cardiólogo y psicólogo mediante charlas».

En definitiva, un aliado para cambiar hábitos de vida y ser más cardiosaludable que no termina aquí. «En líneas generales podemos decir que es saludable que los pacientes que hayan sufrido un incidente cardíaco combinen ejercicio de tipo aeróbico de intensidad moderada (mínimo tres horas a la semana) y ejercicios de fuerza o fortalecimiento muscular (dos o tres días a la semana)», recomienda la doctora Merino, que recuerda que «sufrir una enfermedad cardíaca es un impacto importante en la vida de una persona y requiere de un periodo de adaptación». Y la rehabilitación resulta clave. La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo, con 17, 5 millones de fallecimientos al año. En España, 119.853 durante 2020.