Entrevista
Olalla Otero: «Confío en que la microbioterapia sea algo habitual en un futuro»
Entrevista a Olalla Otero, doctora en Biología y máster en Seguridad y Tecnología Alimentarias
Bióloga por vocación, Olalla Otero quedó fascinada por el poder de la microbiota, un concepto cada vez más común en nuestro vocabulario, a pesar de que sigue siendo un gran desconocido.
Ha publicado el libro «El revolucionario mundo de los probióticos» (Alienta, Editorial Planeta). ¿Qué son exactamente?
Son microorganismos vivos, sobre todo bacterias y algún hongo, que cuando se emplean en las cantidades adecuadas confieren un beneficio para nuestra salud.
¿Cómo influyen en nuestro bienestar?
Son capaces de modular la composición de la microbiota y esta juega un papel clave en la salud. Más del 90% de las patologías crónicas se asocia con una alteración de ella, que conocemos como disbiosis. Por nombrar algunos ejemplos, los probióticos pueden ser útiles para contrarrestar una diarrea, en el tratamiento de infecciones genitourinarias, para mejorar problemas de piel o trastornos metabólicos.
¿Una buena microbiota nos protege frente a algunas enfermedades?
Una de sus funciones es entrenar al sistema inmunitario. Si esta está en equilibrio, nuestras defensas estarán en buena forma y sabrán diferenciar lo que hay que eliminar y qué deben respetar. Por ello, tenerla en equilibrio es uno de los puntos a tener en cuenta para estar sanos.
¿La pandemia ha jugado en contra?
Es posible, ya que existe una comunicación bidireccional, el conocido como eje intestino-cerebro. Y también el estrés tiene un impacto negativo en ella y afecta a la integridad de la barrera intestinal. Si estamos estresados la microbiota puede desequilibrarse y el intestino comportarse como un colador, permitiendo el paso descontrolado de sustancias hacia el organismo.
¿Cómo ha influido la Covid-19?
Los últimos estudios apuntan a que la Covid-19 afecta a la microbiota, pues se observa un desequilibrio o disbiosis posinfección. Y no es de extrañar, pues algo similar ocurre con otras infecciones víricas como la gripe. La microbiota es un ecosistema donde habitan bacterias, virus, hongos, arquear y protozoos; el equilibrio de este ecosistema puede verse afectado por una infección.
¿Y el verano ayuda a fortalecer la microbiota o por el contrario la daña?
Si en verano aprovechamos para alimentarnos con variedad de vegetales, reducir el estrés, aumentar las relaciones sociales y, por tanto, el intercambio de microorganismos, además de tomar un poco el sol (y así mejorar la vitamina D), sin duda vamos a mejorar la salud de nuestra microbiota. Por el contrario, si aumentamos el consumo de alcohol y ultraprocesados la deterioramos.
¿Cuándo hay que tomar probióticos?
Hay muchos trastornos que puede mejorar con su ingesta, pero debería ser un profesional de la salud el que nos paute cuál es el adecuado. Unos microorganismos probióticos van a interesarnos porque contrarrestan ciertos patógenos, otros por las moléculas que producen, por su acción inmunomoduladora o sobre el metabolismo, etc. Los probióticos pueden ser muy específicos en sus acciones. Y, por supuesto, de poco sirve añadir probióticos si no mejoramos los hábitos de vida.
Algunos expertos dudan de su eficacia... ¿Qué les diría?
Hasta cierto punto tiene su explicación, pues bajo la denominación de probiótico se engloban productos que no tienen estos efectos beneficiosos y otros con los que sí se puede llevar a cabo la microbioterapia. Además, si no elegimos adecuadamente el microorganismo probiótico podemos no lograr el efecto deseado y tirar el dinero. Creo que hay que aumentar el conocimiento sobre ellos porque si se emplean bien pueden ser herramientas muy útiles.
Y luego están los prebióticos, postbióticos, parabióticos... Eso no ayuda...
Los prebióticos son como «el alimento» de la microbiota, es decir, compuestos de los alimentos, como la fibra fermentable de muchos vegetales. Gracias a esta fermentación se producen sustancias beneficiosas. Por su parte los parabióticos o probióticos fantasma son microorganismos inactivados. Incluso sin que estén vivos, ciertos microorganismos son capaces de ejercer una acción beneficiosa, por ejemplo, modulando la respuesta inmunitaria. Y cuando hablamos de postbióticos nos referimos a esas moléculas interesantes que producen los probióticos como el butirato, algunas vitaminas, neurotransmisores, etc.
Es habitual hablar más de todos estos conceptos. ¿Es una cuestión de moda?
Cada vez hay mayor conocimiento sobre la microbiota y qué desequilibrio concreto hay en ciertos trastornos o patologías. Y también aumentan los estudios sobre probióticos que demuestran su efecto beneficioso. Quizá en un futuro la microbioterapia acompañe a otro tipo de tratamientos de un modo habitual. Porque desgraciadamente, a día de hoy, no todos los profesionales de la salud están actualizados en este sentido.
Y cada vez más productos en el supermercado aluden a estas ideas. ¿Es una herramienta de marketing?
Sin duda se emplea como un reclamo publicitario. Denominar como «probiótico» a los alimentos fermentados como el yogur, el kéfir o la kombucha puede confundir al consumidor. Los estudios sobre probióticos están hechos con microorganismos muy concretos, no podemos extrapolar sus beneficios a cualquier producto que tenga «bichillos».
¿Darle el papel que se merece a la microbiota nos permitirá vivir más y mejor?
Soy muy optimista en este sentido. Cada día sabemos más de ella y la comunidad médica muestra más interés. Quizá en el futuro se incluya una asignatura en la carrera de Medicina sobre ella y sus cuidados.
¿En unos años será habitual que todos analicemos y cuidemos de ella?
Todos podemos cuidar la microbiota desde ahora mejorando la alimentación y otros hábitos de vida que impactan en ella. Y quizá en ciertas patologías sí se comience a analizar su composición para poder llevar a cabo una terapia de precisión con probióticos.
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