Salud

Cómo detectar a tiempo la colitis ulcerosa y mejorar su pronóstico

Esta enfermedad crónica impacta en la calidad de vida de personas muy jóvenes

La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria intestinal crónica
La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria intestinal crónicaDREAMSTIMELA RAZÓN

Resulta tan invisible como invalidante, pues impacta de lleno en la calidad de vida de quien la sufre. Se trata de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), una patología que engloba a la enfermedad de Crohn y a la colitis ulcerosa y cuyo impacto va a más en nuestro entorno. Según datos del estudio EpidemIBD, impulsado por el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (Geteccu) y el grupo del Ciber de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CiberEHD), la incidencia de la EII en España es de 16 casos por cada 100.000 habitantes, siendo 8,1 la de la colitis ulcerosa y 7,4 la de Crohn.

Y el problema va a más, ya que «se trata de una enfermedad del primer mundo que está aumentando en las últimas décadas y cuyo origen parece multifactorial. Sin embargo, sabemos que tiene que ver con el estilo de vida, ya que impacta en el sistema inmunológico de personas susceptibles genéticamente, pero impulsado por factores ambientales», explica la doctora Natalia Borruel, jefa de Sección de EII del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Valle de Hebrón de Barcelona, quien hace hincapié en que «se trata de una patología de personas jóvenes, ya que suele aparecer entre los 15 y los 35-40 años de edad, es decir, en individuos que están en un proceso crítico de su desarrollo personal y profesional».

¿Cómo detectarlo a tiempo?

En concreto, la colitis ulcerosa es una patología intestinal crónica inmunomediada que se caracteriza por la inflamación de la mucosa del colon. «Los síntomas suelen incluir diarrea, dolor abdominal, urgencia en la necesidad de vaciado y sangrado rectal, aunque también puede incluir sensación de evacuación incompleta, deposiciones pequeñas, fatiga, fiebre y anemia en las formas más severas», detalla la doctora Borruel.

A pesar de que los síntomas de la colitis ulcerosa son muy evidentes, la realidad es que suele ir de la mano de un retraso diagnóstico que complica el abordaje. «La aparición de sangrado rectal, aunque es una señal muy clara, suele confundirse con la presencia de hemorroides o fisuras, por lo que se comete el error de dejarlo pasar. Sin embargo, es el síntoma más claro que siempre debe hacer consultar con un especialista», aconseja la doctora Borruel, quien aclara que «la colonoscopia es la prueba estándar para confirmar el diagnóstico y, en caso necesario, se añade una biopsia».

Huella emocional

La suma de estos síntomas, junto a la corta edad de quienes los padecen, hace que la colitis ulcerosa «tenga un impacto determinante en la calidad de vida de los pacientes, pues va mucho más allá de lo físico», asegura la especialista del Valle de Hebrón. De hecho, la enfermedad «marca de forma directa otros aspectos de la vida debido a la naturaleza crónica e impredecible de los síntomas, lo que deja huella en la faceta emocional y psicológica de los afectados, quienes tienen que asumir que sufren una enfermedad crónica, con el miedo a realizar actividades de ocio al aire libre, salir de viaje, estudiar o simplemente ir a la playa o dar un paseo por no tener la seguridad de disponer de un baño cerca. Esto marca el desarrollo personal de estas personas, sobre todo cuando la enfermedad aparece a edades tempranas», lamenta la experta.

Según advierte la doctora Borruel, «entre estos pacientes hay índices de ansiedad y depresión más altos que en la población general, así como un impacto en su productividad por las frecuentes pruebas médicas, consultas y asistencia sanitaria debido a la aparición de brotes, que es la presentación habitual de la enfermedad».

Abordaje personalizado

Una vez diagnosticada la enfermedad, la innovación terapéutica ha logrado mejorar la calidad de vida de quienes la padecen, así como la creación de unidades de enfermedad inflamatoria intestinal con profesionales especializados como las enfermeras. «El tratamiento que empleamos tiene dos patas: por un lado, de inducción, con el objetivo de cortar el brote y los síntomas; y, por otro, de mantenimiento, diseñado para evitar la aparición de nuevos brotes. Esta parte tiene un carácter crónico y suele decidirse en colaboración con los pacientes, a través de decisiones compartidas, según el estilo de vida, las necesidades y características de cada persona. Hay tratamientos innovadores con mecanismos de acción diversos que nos hacen ser optimistas al individualizar la atención del paciente según la situación, gravedad, preferencias y necesidades de cada uno, siempre insistiendo en la importancia del estilo de vida», detalla la doctora Borruel.