Investigación
La exposición a una toxina bacteriana antes de los 10 años puede explicar el aumento de incidencia de cáncer de colon entre jóvenes
Un equipo internacional de investigadores descubre que una toxina bacteriana es capaz de alterar el ADN de las células del colon, sobre todo en aquellos que fueron expuestos a ella de niños
El cáncer colorrectal es el más frecuente en España. A lo largo de este año se diagnosticarán 44.573 casos nuevos, frente a los 37.682 de mama o los 34.506 de pulmón. Durante las últimas décadas varios estudios han detectado un aumento exponencial en la incidencia de estos tipos de cáncer entre adultos jóvenes.
El último estudio, publicado este mismo mes en "The Lancet Oncology", señalaba que el cáncer de colon había aumentado entre jóvenes adultos a nivel mundial, a diferencia de los grupos de edades más avanzadas en los que la tendencia es más estable. Pero, ¿por qué?
Esa es la pregunta del millón y la respuesta según un equipo internacional de investigadores dirigido por la Universidad de California en San Diego, EE UU, estaría en una bacteria, como refleja un estudio publicado en la prestigiosa revista "Nature" y revisado por pares.
Así, en un esfuerzo por explicar este misterio médico moderno, los científicos han identificado un posible culpable microbiano detrás del alarmante aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana: una toxina bacteriana llamada colibactina.
Producida por ciertas cepas de Escherichia coli que residen en el colon y el recto, la colibactina es una toxina capaz de alterar el ADN. Ahora, científicos informan que la exposición a la colibactina en la primera infancia imprime una firma genética distintiva en el ADN de las células del colon, la cual puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal antes de los 50 años.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron 981 genomas de cáncer colorrectal de pacientes con enfermedad de inicio temprano y tardío en 11 países con diferentes niveles de riesgo de cáncer colorrectal.
Los hallazgos muestran que la colibactina deja tras de sí patrones específicos de mutaciones del ADN que fueron 3,3 veces más comunes en casos de inicio temprano (específicamente en adultos menores de 40 años) que en aquellos diagnosticados después de los 70 años. Estos patrones de mutación también fueron particularmente prevalentes en países con alta incidencia de casos de inicio temprano.
“Estos patrones de mutación son una especie de registro histórico en el genoma y apuntan a la exposición temprana a la colibactina como una fuerza impulsora detrás de la enfermedad de aparición temprana”, afirma en un comunicado el autor principal del estudio, Ludmil Alexandrov, profesor del Departamento de Bioingeniería Shu Chien-Gene Lay y del Departamento de Medicina Celular y Molecular en la UC San Diego, quien también es miembro del Centro Oncológico Moores de la UC San Diego y subdirector del Centro de Medicina Espacial y Aptitud de Células Madre de Sanford.
Aunque estudios previos, incluyendo trabajos anteriores del laboratorio de Alexandrov, han identificado mutaciones relacionadas con la colibactina en aproximadamente entre el 10% y el 15% de todos los casos de cáncer colorrectal, dichos estudios se centraron en casos de inicio tardío o no diferenciaron entre la enfermedad de inicio temprano y la de inicio tardío. Este último estudio es el primero en demostrar un aumento sustancial de mutaciones relacionadas con la colibactina, específicamente en casos de inicio temprano.
Las implicaciones son alarmantes. Considerado en su día una enfermedad propia de los adultos mayores, el cáncer colorrectal está ahora en aumento entre los jóvenes en al menos 27 países. Su incidencia en adultos menores de 50 años prácticamente se ha duplicado cada década durante los últimos 20 años. Si las tendencias actuales continúan, se prevé que el cáncer colorrectal se convierta en la principal causa de muerte por cáncer entre los adultos jóvenes para 2030.
Hasta ahora, se desconocen las razones de este aumento. Los adultos jóvenes diagnosticados con cáncer colorrectal a menudo no tienen antecedentes familiares de la enfermedad y pocos factores de riesgo conocidos, como la obesidad o la hipertensión. Esto ha alimentado la especulación sobre posibles exposiciones ambientales o microbianas ocultas, algo que este nuevo estudio investiga directamente.
“Cuando iniciamos este proyecto, no planeábamos centrarnos en el cáncer colorrectal de inicio temprano”, reconoce Marcos Díaz-Gay, primer autor del estudio y ex investigador postdoctoral del laboratorio de Alexandrov.
“Nuestro objetivo inicial -prosigue- era examinar los patrones globales de cáncer colorrectal para comprender por qué algunos países tienen tasas mucho más altas que otros. Pero al analizar los datos en profundidad, uno de los hallazgos más interesantes y sorprendentes fue la frecuencia con la que aparecieron mutaciones relacionadas con la colibactina en los casos de inicio temprano”.
Según el análisis del equipo, los efectos dañinos de la colibactina comienzan tempranamente. Al cronometrar molecularmente cada firma mutacional identificada en este estudio, los investigadores demuestran que las mutaciones asociadas a la colibactina surgen en las primeras etapas del desarrollo tumoral, en consonancia con estudios previos que muestran que dichas mutaciones ocurren durante los primeros 10 años de vida. El estudio también revela que las mutaciones relacionadas con la colibactina representan aproximadamente el 15 % de las denominadas mutaciones impulsoras de algunas de las alteraciones genéticas más tempranas que promueven directamente el desarrollo del cáncer colorrectal.
"Si alguien adquiere una de estas mutaciones impulsoras antes de cumplir 10 años podría desarrollar", según Alexandrov, "cáncer colorrectal décadas antes, al desarrollarlo a los 40 años en lugar de a los 60".
En otras palabras, las bacterias productoras de colibactina podrían estar colonizando silenciosamente el colon de los niños, iniciando cambios moleculares en su ADN y potencialmente preparando el escenario para el cáncer colorrectal mucho antes de que aparezca cualquier síntoma.
Ahora bien, como reconocen los autores si bien estos hallazgos brindan un fuerte respaldo a esta hipótesis, es necesaria más investigación para establecer la causalidad.