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Hito médico

Un implante cerebral español logra que personas ciegas tengan percepción visual

Un equipo de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche logra que un implante cerebral "dialogue" con la corteza visual de personas ciegas, un paso pionero hacia la visión artificial

Investigador ajusta las gafas conectadas al implante cerebral que logra crear una "visión" artificial UMH

En el corazón de un laboratorio en Elche, un grupo de científicos está enseñando al cerebro a ver de nuevo. No a través de los ojos, sino desde dentro, desde su propio “centro de mandos”. Investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH) han logrado que un implante cerebral no solo envíe señales eléctricas a la corteza visual de personas ciegas, sino que “dialogue” con ella en tiempo real.

En un laboratorio de Alicante, un grupo de científicos españoles está enseñando al cerebro de personas invidentes a ver de nuevo. No a través de los ojos, sino "desde dentro". Sus resultados acaban de publicarse en la prestigiosa revista Science Advances y el consenso de los expertos a nivel internacional es que son "prometedores". Por primera vez, han logrado que un sistema de visión artificial escuche las respuestas del cerebro y ajuste su funcionamiento para mostrar percepciones visuales más naturales.

El avance es resultado del trabajo incansable de un equipo de investigadores del grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, que ya en 2021 buscaban personas voluntarias con ceguera para lo que se recogió en prensa como "un ensayo pionero que estimula la visión".

El proyecto arrancó con Bernadeta Gómez, una voluntaria valenciana de 57 años. Tras recibir un implante cerebral basado en microelectrodos intracorticales, fue capaz de percibir letras e identificar la silueta de algunos objetos. Incluso distinguía distintos tonos de color (blanco, amarillo o sepia) según la intensidad del estímulo eléctrico.

Esa primera experiencia sirvió para demostrar que la estimulación directa de la corteza occipital —el área del cerebro que procesa la información visual— podía inducir percepciones organizadas. Ahora, el equipo liderado por el catedrático Eduardo Fernández Jover ha ido más allá: ha conseguido que la nueva tecnología no solo "escriba" en el cerebro, sino que también "lea" las respuestas neuronales y "aprenda" del cerebro, mientras el cerebro aprende del sistema.

Cómo funciona el implante

El nuevo dispositivo, probado con éxito en dos personas ciegas, combina un implante de 100 microelectrodos —cada uno de apenas 1,5 milímetros de longitud— con unas gafas equipadas con cámara. Esta actúa como una suerte de retina artificial que capta el entorno y lo traduce en señales eléctricas. Esas señales se envían directamente al cerebro, donde provocan diminutos destellos luminosos llamados fosfenos, los "píxeles" de la visión artificial.

Pero lo verdaderamente innovador es que, además, el implante registra simultáneamente la actividad de las neuronas circundantes. Esta comunicación bidireccional permite adaptar los parámetros de estimulación en tiempo real, ajustando el brillo, la intensidad y la localización del estímulo según la respuesta del cerebro.

"Los patrones se adaptan en función de la respuesta neuronal", explica Fernández Jover, quien subraya que este sistema convierte "el monólogo tradicional en un diálogo dinámico entre tecnología y cerebro".

Cirugía de precisión para llegar al centro de mandos

El neurocirujano Pablo González López, del Hospital Doctor Balmis e IMED Hospitales, destaca que la implantación se realiza con gran precisión y mínima invasión: "Gracias a un robot quirúrgico y a un sistema de neuronavegación, insertamos los electrodos a través de un orificio de solo 8 a 10 milímetros, evitando una craneotomía y reduciendo el tiempo de recuperación".

El implante queda alojado en la superficie cortical como una diminuta matriz tridimensional de apenas 4 milímetros de lado, sin alterar la función natural de las neuronas vecinas. Según Fernández Jover, la corriente necesaria para inducir percepciones visuales es "mucho menor que en los electrodos de superficie, lo que se traduce en una mayor seguridad".

Reacciones internacionales

El artículo ha suscitado un amplio reconocimiento en la comunidad científica. Para Antonio Manuel Lozano Ortega, investigador del grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH, "se trata de un artículo de gran impacto". La revista que lo recoge "obtiene revisión por pares de expertos de distintos campos, lo que asegura una calidad muy alta tanto en la metodología como en los resultados", sostiene.

Al otro lado del charco, John S. Pezaris, del Laboratorio de Prótesis Visuales del Mass General Hospital (Harvard), destaca que el estudio "representa un avance significativo y técnicamente sofisticado". El investigador reconoce que todavía existen desafíos: la resolución es limitada, la muestra es pequeña y la biocompatibilidad a largo plazo de los electrodos sigue siendo una incógnita. Aun así, considera que "estos resultados eliminan una de las principales barreras para el diseño de prótesis visuales de alta resolución".

Desde el Instituto Neerlandés de Neurociencia, Chris Klink valora el enfoque como "una solución elegante a uno de los mayores retos del campo". Hasta ahora, dice, "calibrar cada electrodo era un proceso lento y tedioso basado en la descripción subjetiva del paciente. Este nuevo método usa directamente los registros neuronales para ajustar la estimulación, lo que abre la puerta a una calibración totalmente automatizada".

Finalmente, Xing Chen, profesora en la Universidad de Pittsburgh, subraya la relevancia del hallazgo para la seguridad y eficacia clínica al "reducir el riesgo de efectos secundarios como convulsiones". Añade que "esta relación entre la actividad neuronal y el brillo percibido no se había explorado con tanto detalle en personas ciegas, y puede facilitar una visión artificial más rica, con matices de luminancia o incluso color".

De la percepción al futuro

Los voluntarios del estudio lograron distinguir movimientos, formas y letras mediante estimulación controlada, y los investigadores pudieron predecir qué tipo de percepción se generaría antes de aplicarla. Este avance, según Fernández Jover, "podría marcar la diferencia entre percibir un destello y ver el mundo".

Pese al entusiasmo, el investigador insiste en mantener la cautela: "Los resultados son muy prometedores, pero todavía hay muchos problemas por resolver y no debemos crear falsas expectativas. De momento, se trata solo de investigación en curso".

El proyecto cuenta con financiación del Programa Prometeo de la Generalitat Valenciana, el Instituto de Salud Carlos III, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y la Comisión Europea (Horizon 2020).

El objetivo final es que las personas que perdieron la vista puedan recuperar una visión funcional, suficiente para orientarse, moverse e interactuar con su entorno. Una sinfonía de impulsos eléctricos que, desde la "caja negra" del cerebro, vuelve a transformar la oscuridad en luz.