Investigación

Leer por placer 12 horas semanales mejora la estructura cerebral de niños y adolescentes

Tambien beneficia su salud mental, su calidad y cantidad de sueño y sus funciones cognitivas

Lectura nocturna de dos niños
Leer mejora la salud mental de niños y adolescentes Google

El verano es la época perfecta para introducir a los niños en la lectura por placer. Al disponer de más tiempo libre y no tener obligaciones de lectura de libros de texto o aprendizaje, los libros se convierten en aliados para un entretenimiento más sano y beneficioso que el que ofrecen las pantallas. Pero no siempre es fácil, especialmente si no muestran interés en ello o, como adultos, no les damos ejemplo con dedicando tiempo a la lectura.

Pese a que las pantallas han invadido nuestras vidas de un modo casi exclusivo, los habitos lectores entre los niños y adolescentes en España son mucho mejores que los de los adultos (un tercio no lee nunca). Según el barómetro del Ministerio de Cultura, el 84% de niños de 6 a 9 años leen más allá de los libros de texto y el 77,5% de los de 10 a 14 años es lector en tiempo libre. Sin embargo, partir de los 15 años se produce una caída. Las causas son diversas, pero parece que, cuanta más obligación tienen de leer y hacer reseñas en su vida académica, más decrece su interés por seguir haciéndolo en los ratos libres.

Sin embargo, la ciencia ha demostrado que la adolescencia es el momento en el que se recogen los frutos de haber tenido unos buenos hábitos lectores de más pequeños. Según un estudio con más de 10.000 jóvenes adolescentes de Estados Unidos, publicado en la revista Psychological Medicine, los niños que empiezan a leer por placer a una edad temprana tienen una mejor estructura cerebral, lo que beneficia su salud mental y sus capacidades cognitivas cuando llegan a la adolescencia.

Los científicos de las universidades de Cambridge y Warwick (Reino Unido) y de la Universidad de Fudan (China) querían saber si leer tenía algun impacto en el desarrollo cognitivo y en la salud cerebral, además de calibrar cuantas horas a la semana eran necesarias para crear un hábito duradero y conseguir beneficios.

Para ello, realizaron diversas pruebas, como entrevistas clínicas, test cognitivas, evaluaciones mentales y conductuales y escáneres cerebrales, y compararon los datos de los jóvenes que empezaron a leer por placer a una edad relativamente temprana (entre los 2 y los 9 años) con los que empezaron a hacerlo más tarde o no lo hicieron nunca.

De los 10.243 participantes estudiados, algo menos de la mitad (48%) tenía poca experiencia en la lectura por placer o no empezó a hacerlo hasta más tarde en su infancia. La mitad restante había pasado entre tres y diez años leyendo por placer. El equipo descubrió una estrecha relación entre la lectura por placer a una edad temprana y un rendimiento positivo en la adolescencia en pruebas cognitivas que medían factores como el aprendizaje verbal, la memoria y el desarrollo del habla, y en el rendimiento académico escolar. Estos niños también presentaban un mejor bienestar mental y mostraban menos signos de estrés y depresión, así como una mejor atención y menos problemas de comportamiento, como agresividad e incumplimiento de normas. Además, pasaban menos tiempo frente a las pantallas -tanto viendo la televisión como usando smartphones o tablets- durante la semana y los fines de semana en su adolescencia, y tendían a dormir más tiempo.

También descubrieron que la cantidad óptima de lectura por placer en la infancia era de unas 12 horas semanales. Más allá de esto, no parecía haber beneficios adicionales.

Leer mejora en la estructura cerebral

Cuando los investigadores analizaron los escáneres cerebrales de la cohorte de adolescentes, descubrieron que los participantes que habían empezado a leer por placer a una edad temprana mostraban áreas y volúmenes cerebrales totales de mayor tamaño, mayormente en regiones que desempeñan papeles críticos en las funciones cognitivas. La profesora Barbara Sahakian, del departamento de psiquiatría de la Universidad de Cambridge, subrayó que "leer no es sólo una experiencia placentera: está ampliamente aceptado que inspira el pensamiento y la creatividad, aumenta la empatía y reduce el estrés".

"Pero además de esto -añade-, hemos hallado pruebas significativas de que está vinculado a importantes factores de desarrollo en los niños, mejorando su cognición, salud mental y estructura cerebral, que son piedras angulares para el aprendizaje y el bienestar futuros".

"Animamos a los padres a que hagan todo lo posible por despertar el gusto por la lectura en sus hijos a una edad temprana -señaló el profesor Jianfeng Feng, de la Universidad Fudan y la Universidad de Warwick-. Si se hace bien, no sólo les proporcionará placer y diversión, sino que también contribuirá a su desarrollo y fomentará hábitos de lectura a largo plazo, que también pueden resultar

beneficiosos en la vida adulta".