Entrevista

"Todo lo que viene en una lata, bote o ultracongelado está procesado"

Entrevista a Domingo Carrera, médico especialista en Nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades digestivas

Domingo Carrera
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1. ¿Maltratamos a nuestro organismo con nuestras dietas?

Sí, lo maltratamos, ya que la mayoría de la población no se alimenta de manera sana y correcta. Se abusa de grasas saturadas, azúcares refinados y alcohol, además, se comen pocas verduras, frutas y legumbres. Los primeros son los principales agresores del aparato digestivo y los segundos son los protectores.

2. ¿Por qué ciertos alimentos provocan desequilibrios en nuestro organismo?

Ciertos alimentos como las grasas saturadas tienen un efecto inflamatorio en la mucosa digestiva. La inflaman en su totalidad y hacen que la función de digestión y absorción del aparato digestivo se altere y sea peor. También los azúcares y harinas refinadas hacen que se altere la secreción de insulina y esto hace que se acumulen más triglicéridos en el hígado, lo que puede suponer acabar con hígado graso, que si avanza compromete las funciones del hígado y la correcta digestión. Las grasas también hacen que se segregue más jugo gástrico ácido en el estómago y favorecen el reflujo gastroesofágico y la gastritis. En esto, la comida rápida, bollería industrial y los alimentos ultraprocesados son lo peor, ya que están cargados de grasas perjudiciales, azúcares y harinas refinadas.

3. ¿Cuáles son los alimentos que producen acidez y por tanto nos perjudican?

Hablamos de grasas saturadas (carne de vaca, cerdo, cordero, lácteos enteros, casquería, postres, embutidos grasos no magros -chorizo, salchichón, fuet, chistorra, morcilla, quesos curados-, nata, helados, fast food, bollería industrial, alimentos precocinados y ultraprocesados), alcohol, café en exceso, y bebidas con gas. Los alimentos ácidos en exceso pueden favorecer la acidez (tomate, pimiento, naranja, limón, pomelo, kiwi, fresa, piña), pero si nuestro aparato digestivo está bien y comemos sano podemos permitirnos frutas y verduras ácidas sin tener problemas. Igual pasa con los picantes, si son moderados y el aparato digestivo está bien son incluso beneficiosos, pero en exceso o con mala alimentación pueden aumentar la acidez.

4. Ese PH ácido, que daña las vellosidades intestinales y altera la absorción de micronutrientes ¿también tiende a favorecer inflamaciones y pérdida de minerales?

Efectivamente, ya que esa acidez en el intestino delgado atrofia las vellosidades intestinales y la capacidad de absorción de minerales se ve disminuida, por el ambiente ácido y por la inflamación. Además, suele provocar diarreas en las que se pierden nutrientes, sobre todo, minerales. Y algo muy importante es que ese medio ácido puede alterar nuestra microbiota, la desequilibra y hace que se mantenga la inflamación en la mucosa intestinal y altere la absorción, bien por absorber productos no deseados o dejar de absorber nutrientes necesarios.

5. ¿Y cuáles son los alimentos que favorecen un ambiente alcalino y también la funcionalidad orgánica?

Los alimentos que favorecen una elevación del pH y alcalinización del cuerpo son muy beneficiosos, ya que ese ambiente menos ácido favorece una microbiota equilibrada y tiene efecto antiinflamatorio en general. Entre ellos están la mayoría de frutas y verduras (a excepción del tomate). También las legumbres, brotes tiernos, semillas y los frutos secos. Pueden contribuir las proteínas de carnes magras (pollo, pavo), pescados blancos (merluza, dorada, mero, lubina, etc.), el huevo, los lácteos desnatados (sobre todo, yogurt y kéfir). Los 7 alimentos que alcalinizan más son la espinaca, la col rizada, el pepino, el brócoli, el aguacate, el apio y el pimiento. Incluso el limón es un gran aliado para subir el pH.

6. ¿Hay algún grupo de alimentos completo que convenga incluir o, por el contrario, no se debería excluir ninguno?

Todos los días debe haber consumo de frutas y verduras, donde no falten las de hoja verde y los frutos rojos (moras, arándanos, fresas, frambuesas, cerezas), pero en general llegar a 4 porciones de fruta y verdura al día por lo menos. También deberían estar presentes las legumbres, al menos dos veces por semana y los frutos secos como nuez, almendra, avellana. Los que deberíamos excluir es comida rápida, bollería industrial, alimentos precocinados y ultraprocesados (todo lo que viene en una lata, bote o ultracongelado está procesado), gaseosas, alcohol de alta graduación, postres (artesanales sí, pero una vez por semana), harinas blancas (sobre todo, pan y pasta), azúcar blanco y refinado (mejor, panela o sirope de arce o de agave).

7. ¿Y qué hay del alcohol?

El alcohol en exceso o muy frecuente no es buen aliado para el aparato digestivo. Deberíamos tomar sólo vino y alguna cerveza ocasional. El vino blanco es más digestible por la menor presencia de taninos, pero en general no deberíamos pasar de 7 copas de vino o vasos de cerveza por semana. Además de eliminar, o que sea un consumo anecdótico, el alcohol de alta graduación como los destilados.

8. ¿Además de la alimentación es necesario intentar que no exista una mala gestión del estrés para evitar que las comidas nos sienten mal, que la tiroides nos funcione como es debido y que no haya una sobrecarga de glándulas suprarrenales, una fatiga crónica y un dolor muscular?

Efectivamente, además de algunos alimentos ya mencionados, el mayor enemigo del aparato digestivo es el estrés y la ansiedad que provoca. Por si solos aumentan la producción de jugo gástrico con la consiguiente acidez, altera y desequilibra la microbiota (con grandes consecuencias para la salud, no sólo digestiva), eleva la producción de cortisol, que hace que se genere un estrés oxidativo en las células y un estado inflamatorio en el cuerpo (base de aparición de la diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades autoinmunes…). Además, esa ansiedad no bien canalizada y eliminada genera desordenes alimentarios en donde la persona ingiere azúcar y harinas blancas fuera de hora y compulsivamente para calmar la ansiedad.