Crítica de cine

Sí a la vida, siempre

Dirección : Andrew y John Erwin. Intérpretes: Rachel Hendrix, Jason Burkey, amine Guy. Estados Unidos, 2013. Duración: 107 minutos. Drama

Sí a la vida, siempre
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Probablemente, a la madre de John Irving, dicen que una combativa activista contra el aborto y ferviente defensora de los derechos civiles, le habría emocionado, más que la nueva y reciente novela de éste, la película «October baby», o una apuesta sin ambages por la vida aun cuando, a veces, la vida pese como una losa. Le ocurre a Hannah, la chica protagonista, eterna enferma (de asma, epiléptica), siempre triste y atormentada con la idea del suicido sobrevolando peligrosamente sobre el dosel de la cama. Y el asunto se complica mucho al descubrir que es adoptada y que su madre biológica intentó desprenderse de ella cuando todavía no había nacido. Duro, demasiado duro comprender que no te han querido hasta ese brutal extremo, y no les cuento si tienes sólo 19 años y estás perdida, porque con esa edad lo estuvimos todos hasta con menos motivos que ella. «Road movie» adolescente encaminada hacia el corazón de la madurez, la película realizada por los hermanos Andrew y John Erwin está repleta de buenas intenciones, de honestidad y fe, algo difícil de hallar en estos tiempos. Una lástima que le falle en ocasiones el ritmo –un poco de telefilme, cierto– y que los espectadores deduzcan pronto el devenir de la historia, ese momento en que cada uno de los protagonistas pueda encontrar por fin el perdón y, por en ende, la paz para sus almas cansadas.