Sociedad

El meme nos gobierna

Las posibilidades de las tecnologías de redes sociales (algoritmos, automatización y big data) cambian de manera fundamental la escala, el alcance y la precisión de cómo se transmite la información. Sea ésta verdad o mentira

internet y desinformación
internet y desinformaciónJosé Maluenda

Información... y desinformación. En los tiempos de las noticias falsas, las «gracietas», el ingenio y el mal gusto se combinan con desigual suerte. En esto, como en tantas otras cosas, esta «creatividad» va, más que por barrios, por países. Un estudio elaborado por una reputada universidad inglesa, encontró evidencia de campañas organizadas de manipulación de redes sociales por parte de gobiernos o partidos políticos en 70 países, un crecimiento de un 150 por ciento en dos años, considerando que en 2017 se detectaron 28 países y 48 en 2018. Y al frente de este entramado, cómo no, la red social con peor fama y que más ha sido golpeada por los accionistas ante las constantes dudas sobre su fiabilidad. Y sí, lo han acertado: Facebook sigue siendo la red social con mayor difusión de desinformación. Lo cierto es que se detectaron campañas de propaganda organizadas a través de esa plataforma en 56 países. Según los investigadores, la razón de todo esto podría explicarse por su tamaño de mercado, ya que al ser una de las plataformas más grandes del mundo (con 2.400 millones de usuarios mensuales), así como las posibilidades específicas de la plataforma –la comunicación entre familiares y amigos– es una fuente de noticias políticas e información, con la capacidad de formar grupos y páginas. Hecho el canal, hecha la trampa. Intereses comerciales, de grandes conglomerados –o de pequeños inversionistas–, todos ellos empeñados en conseguir mejores resultados económicos para sus grupos se mezclan con los llamados «actores estatales sofisticados» de al menos siete países (China, India, Irán, Pakistán, Rusia, Arabia Saudí y Venezuela). Todos estos trabajando fuera de sus fronteras en operaciones de influencia extranjera global, utilizando Facebook y Twitter. Y en ello estamos. Expuestos a la penúltima ocurrencia de alguno de ellos. Incapaces de dar respuesta. Las libertades que a todos nos amparan, de alguna manera, también protegen a los «mentirosos» que tratan de emborronar nuestra visión de la realidad. Algunos creen que el mercado se autorregulará. Otros, los más, se sienten desarmados.