Sociedad
Rebrotes covid: No, la culpa no es del ciudadano
Los últimos datos oficiales demuestran que los españoles nos protegemos mejor que ningún otro europeo. ¿Por qué tenemos entonces las peores tasas de contagios?
Cada vez que un portavoz oficial comparece para dar datos sobre la pandemia de COVID-19 en España suele terminar su discurso con el mismo mensaje: una llamada a la precaución, al buen uso de las mascarillas y las prácticas higiénicas de la población. Día a día, los medios de comunicación, en los extensos bloques dedicados a la información sobre el coronavirus, ofrecen imágenes de grupos de jóvenes que no usan mascarilla, reuniones familiares sin distancia de seguridad… España es el país con peores datos de contagios de toda Europa y uno de los peores del planeta. Y en el discurso oficial parece querer instalarse que parte de la culpa la tenemos los ciudadanos: viandantes que no usan medidas sanitarias, los jóvenes y sus botellones, las reuniones familiares demasiado pobladas. ¿Es cierto? ¿De verdad el descontrolado aumento de los rebrotes se debe al descuido de los españoles de a pie?
Para esta pregunta la ciencia sí tiene una contestación y la respuesta es no, los españoles no somos culpables del drama al que nos estamos enfrentando. Al contrario, nos encontramos entre los países del mundo cuyos ciudadanos cumplen mejor las normas sanitarias contra la pandemia.
Lo demuestra, por ejemplo, un informe periódico elaborado por el Imperial College de Londres, sobre «Hábitos de conducta relacionados con la COVID-19». La última encuesta, publicada la primera semana de agosto, sitúa a España entre los cinco países del mundo mejor puntuados en responsabilidad ciudadana.
El trabajo consiste en analizar los hábitos de los sietes días anteriores a cada ola de encuestas. ¿Cuántos ciudadanos han usado mascarilla, se han lavado las manos con gel hidroalcohólico, han mantenido distancia social o han eliminado viajes en esa semana? En casi todos los marcadores, España sale bien parada.
El uso de mascarilla es casi generalizado en nuestros país. El 93% de los españoles declara haberla llevado regularmente, lo que nos sitúa en el segundo puesto del mundo, solo superados por Singapur (con un 94%). Como referencia de nuestro entorno, el porcentaje de uso de este método de protección en Estados Unidos es del 72%, en Italia del 84%, en Alemania del 65%, en Francia del 78% y en el Reino Unido, del 58%. Somos subcampeones mundiales en el uso de las mascarillas.
Otro factor en el que España sale bien parado, a pesar de las apariencias, es en la vida social. Los investigadores han preguntado en qué países se ha reducido más la costumbre de salir de casa a tomar algo. A la pregunta de si hemos evitado salir en los últimos siete días, un 47% de los españoles contestan que «totalmente o bastante» y solo un 10% dice que «no lo ha evitado en absoluto». En Italia (que tiene unos datos de contagio decenas de veces menores que los nuestros), solo el 28% de las personas han evitado salir «totalmente o bastante» y el 24% ha salido con normalidad. En Finlandia el 44% sale de casa sin restricciones, en Suecia el 33% y en Dinamarca el 47%. Muy similar es el dato de cuántos ciudadanos han dejado de salir de compras totalmente o con frecuencia: el 53% de los españoles lo ha hecho frente a un 39% de los franceses, 27% de los daneses, 32% de los italianos y 15% de los noruegos.
Parece evidente que España es el país que más ha reducido su actividad de ocio y comercial durante la pandemia en toda Europa, y aún así tenemos los peores datos de contagios, con bastante diferencia.
Pocas reuniones familiares
¿Somos quizás los que más reuniones familiares hacemos? Tampoco. El 66% de los españoles ha dejado de reunirse con grupos de más de 10 personas, el dato es similar en Italia (63 por cien) y muy superior a los de los países nórdicos. En Europa, Reino Unido y Alemania sí nos adelantan en esta práctica, con mayores porcentajes de reducción de reuniones familiares.
En prácticamente todos los valores estudiados (evitar el uso de transportes públicos, evitar tocar objetos en la calle, lavarse las manos con agua y jabón…) estamos a la cabeza de Europa. Algunos datos son realmente significativos. Un 19% de las parejas ha decidido dormir separados, frente al 10% de los franceses, el 8% de los daneses, el 12% de los italianos, el 14% de los alemanes y el 10% de los ingleses. Somos el país de Europa con mayor penetración del uso de gel hidroalcohólico, y uno de los países del mundo que mejor practica la higiene respiratoria (es decir, cubrirse la cara con el codo en el momento de estornudar o toser).
A la luz de estos informes es evidente que la tentación de culpar a los hábitos de los españoles del descontrol de los contagios carece de cualquier sustento científico. El comportamiento ciudadano está entre los mejores de todo planeta. No así el control de casos procedentes a través de aeropuertos, el número de rastreadores, la calidad de las pruebas de diagnóstico PCR realizadas y su cantidad, el aprovisionamiento de recursos de atención primaria, la compra adelantada de medicamentos… en esos valores, como es sabido, andamos a la cola. «Qué buen vasallo, si hubiera buen señor».
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