Logística

España aún no está lista para recibir las vacunas

Las cajas de Pzifer no son una solución para vacunar a gran escala. Defensa ya ha comprado dos ultracongeladores, pero resultan insuficientes

Interior de la bodega de uno de los A400M del Ejército cargada con cajas de material sanitario durante la primera oleada
Interior de la bodega de uno de los A400M del Ejército cargada con cajas de material sanitario durante la primera oleadaPABLO CABELLOSEFE

El principio del final de la pandemia de Covid cada vez está más cerca. Ya son dos laboratorios los que han demostrado que sus vacunas son seguras y efectivas en la fase 3 de sus ensayos y aunque lo más difícil ya se ha conseguido, todavía tienen que abordar importantes retos para que pueda llegar en las mejores condiciones a la población. Los sueros de Pfizer y Moderna tienen en común su diseño: ambas han sido desarrolladas con la tecnología del ARN mensajero, que se fabrica directamente en el laboratorio, de tal forma que pueda proporcionar a las células la información específica para desarrollar anticuerpos contra la Covid-19.

La desventaja de las vacunas creadas con este sistema es que necesitan ser conservadas a muy bajas temperaturas. En el caso de la de Pzifer, a menos 75 grados, lo que supone un problema logístico para su distribución. Para buscarle solución, la compañía ha ideado unos contenedores para mantener los sueros con hielo seco. Dentro de estas cajitas, que tienen una capacidad para 175 viales, pueden aguantar un máximo de 10 días. Desde el laboratorio explican que cada una de ellas cuenta con un sensor térmico con GPS para supervisar en cada momento la ruta preestablecida y la temperatura. Una vez en el destino, los hospitales con la suficiente capacidad y tecnología pueden guardar la carga en congeladores de temperatura ultrabaja durante meses.

También se pueden almacenar en centros sanitarios en frigoríficos a temperaturas entre 2 y 8 grados, pero en estas condiciones no duran más de cinco días. Si no se dispone de almacenamiento, se pueden mantener en las cajas, pero un máximo de 10 días o de 15 si se rellenan con hielo seco.

Para abordar el reto de la distribución, Pfizer ha puesto en marcha un proyecto piloto en cuatro estados de EE UU: Rhode Island, Texas, Nuevo México y Tennessee, después de tener en cuenta la diversidad de poblaciones, la infraestructura de inmunización y la necesidad de llegar a entornos urbanos y rurales. «Tenemos la esperanza de que los resultados de este plan piloto sirvan como modelo para otros estados mientras se preparan para implementar programas de vacuna efectivos», explicó Pfizer.

En España, el Ministerio de Sanidad trabaja desde hace semanas en un plan de vacunación contra la Covid que tendrá que tener en cuenta las características de cada vacuna y la capacidad de almacenamiento que tiene nuestro país. «En España existe la tecnología, pero a pequeña escala. No contamos con los suficientes ultracongeladores como para almacenar dosis para un gran volumen de población», explica el profesor titular y director del Grupo de Investigación en Economía de la Salud y Gestión Sanitaria de la UCLM, Alvaro Hidalgo, que también preside la fundación Weber.

Hidalgo sostiene que «lo primero que habría que saber es qué tipo de vacunas van a llegar, si necesitan más o menos frío, cuántas dosis requieren y también si serán necesarias dosis de refuerzo, y eso va a depender de lo que dure la inmunidad, que todavía es una incógnita». Posteriormente, «tener un plan de vacunación definiendo muy bien los grupos prioritarios y las capacidades de almacenamiento de cada comunidad autónoma». El presidente de Weber sostiene que no es necesario establecer una infrestructura de recepción en cada región, «puede recepcionarse, por ejemplo, en Madrid y Barcelona, y de ahí distribuir las vacunas a las diferentes comunidades en función de su población diana y de sus capacidades».

Lo ideal sería poder almacenar todas las dosis en ultracongeladores, pero estos son limitados y solo algunos hospitales y centros del Sistema Nacional de Salud disponen de ellos. Además, hay que tener en cuenta que otros medicamentos también necesitan de esta cadena de frío, por lo que habría que calcular muy bien el stock. «Ahora mismo para la vacuna de Pfizer no tenemos la logística del almacenamiento. El problema básico es lo que te dura la vacuna: dentro de la caja diez días, en un congelador normal hasta cinco y en un ultra congelador, seis meses. Si como dice el ministro se van a traer 20 millones de vacunas de Pzifer para 10 millones de personas es necesario almacenarlas en los ultracongeladores, si las mantienes en cajitas tienes que vacunar a esos 10 millones en menos de un mes y eso es muy difícil de gestionar», advierte.

Por eso, este profesor espera que el Gobierno ya esté haciendo las gestiones necesarias para adquirir estas máquinas, «si no, nos pasará como en la primera ola. Si esperamos más otros países se adelantarán y no habrá forma de conseguirlos». Para evitar el desabastecimiento el ministerio de Defensa ya ha adquirido dos ultracongeladores para almacenar la vacuna.

Hidalgo opina que la idea de la presidenta de la Comunidad de Madrid de ofrecer el hospital de Valdebebas como almacén de las vacunas es «muy acertada», porque «está cerca del aeropuerto, pueden guardarse allí en los congeladores que se adquieran y de ahí distribuirlas al resto del territorio». Esto para la de Pfizer. En el caso de la de Moderna la logística es menos complicada, porque no necesita tanto frío: se conserva a menos 20 grados. «La vacuna de Moderna no supone un problema, se puede transportar en camiones frigoríficos y hay de sobra».