Adolfo García Sastre (Burgos, 1964) es uno de los virólogos más destacados del mundo. Su último hallazgo al frente del Instituto Global de Salud y Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina de Icahn, en el Hospital Mount Sinai (Nueva York), puede transformar por completo el tratamiento de la Covid-19. El equipo internacional de investigadores que lidera ha descubierto que la plitidepsina es cien veces más potente que el Remdesivir, el único antiviral que, de momento, se administra a los enfermos.
–¿Cómo ha sido el proceso de investigación que les ha llevado hasta la plitidepsina?
–Ya en febrero comenzamos a intentar averiguar las proteínas celulares que el virus necesita para reproducirse. Una vez que las identificamos, probamos inhibidores conocidos de estas proteínas que se estaban usando en la clínica para otras indicaciones para determinar si también podían inhibir la reproducción del virus. Entre ellos, encontramos plitidepsina como el más potente entre los que probamos, y a partir de ahí, determinamos su actividad antiviral en comparación con remdesivir tanto en células humanas como en animales de laboratorio infectados con SARS-CoV-2.
–¿En qué fase se encuentra el estudio?
–Pharmamar, la empresa que la produce, está programando ensayos clínicos de eficacia de fase 3, que serían los últimos requeridos para que la droga se apruebe si son exitosos.
–¿Cómo valora la campaña de vacunación en España?
–Sería mucho mejor si se pudiera vacunar más rápidamente. De ello va a depender que sigamos teniendo olas. Mientras no esté la mayor parte de la población vacunada, los confinamientos parciales o más drásticos, dependiendo del grado de contagios que exista en cada momento, van a seguir decretándose.
–¿Cree que nuevas cepas como la surafricana pueden comprometer las vacunas?
–Aunque parece que la cepa surafricana (no así la inglesa) es neutralizada menos por los anticuerpos inducidos por las vacunas actuales, la mayor parte de los vacunados sigue pudiendo neutralizarla. Sin embargo, no podemos excluir que el virus aún cambie más y sea necesaria una actualización de la vacuna e, incluso, una nueva revacunación. Pero si esto ocurriera sería a largo plazo. A corto plazo, hay que intentar que las actuales lleguen a la mayor cantidad de gente posible.
–¿Cuánto tiempo tardan las vacunas actuales en inmunizar y cuántos años puede durar su efecto?
–Es difícil de predecir, pero es factible que sea por muchos años, basándonos en los títulos muy altos de anticuerpos que inducen. La mayor incógnita ahora mismo es si el virus cambiará lo suficiente para que se necesiten nuevas vacunas en un futuro a largo plazo.
–¿Qué hay que hacer si una persona se contagia después de la primera dosis?
–Lo indicado sería esperar a que el contagio se acabe para recibir la segunda dosis.
–¿Se pueden combinar dos vacunas distintas?
–Se puede pero no se debe, esto debería ser lo mas infrecuente y solo aplicarlo en casos excepcionales de gran urgencia y porque no se pueda hacer otra cosa. Sería incongruente si después de todos los estudios rigurosos que se han hecho para estar seguros de que las vacunas funcionan y no causan efectos adversos, nos saltáramos el protocolo vacunal estudiado para tener un protocolo distinto que no sabemos con seguridad cómo funciona.
–Según «The Lancet», un ensayo con 20.000 participantes corrobora que la vacuna rusa Sputnik V tiene un 92% de efectividad, ¿por qué fue acogida con tanto escepticismo?
–Los datos no han aparecido hasta hace poco, cuando los correspondientes a otras vacunas ya se conocían hace varios meses. Para mí no ha sido escepticismo, sino incertidumbre antes de conocer los datos.
–¿Cómo valora la evolución de la pandemia en EE UU? El lunes pasado, el virólogo Michael Osterholm advirtió de que podrían sufrir un «huracán Covid de categoría 5 en las próximas semanas».
–En base a los datos disponibles, EE UU ha sido uno de los peores países en manejar la pandemia, con récords mundiales de defunciones por Covid-19. Se podrían haber salvado muchas vidas si se hubieran impuesto mejores medidas para evitar contagios.
–Usted predijo en este periódico que iba a ser difícil obtener una vacuna antes de un año. ¿Le ha sorprendido la celeridad de los laboratorios?
–Todo ha ido sobre ruedas en la elaboración y en las pruebas clínicas de la mayor parte de las vacunas, al menos de las que ya han sido aprobadas. Hemos tenido mucha suerte de no habernos encontrado con obstáculos durante el camino, como podrían haber sido efectos adversos o una eficacia menor de la que tienen. Al contrario, gracias a esto podemos ya hablar de la posibilidad de acabar con el problema, en lugar de seguir investigando una vacuna que funcione.