Entrevista

Carlos Jiménez-Ruiz: «El Gobierno no hizo las cosas bien ni había mandos coordinados»

El presidente de la Sociedad Española de Neumología, reclama más unidades de cuidados respiratorios para afectados por covid pero «solo hemos recibido buenas palabras»

Carlos A. Jiménez-Ruiz
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El doctor Carlos A. Jiménez-Ruiz, que creó la primera Unidad Especializada en Antitabaquismo del país hace más de 25 años y actualmente es responsable de la de la Comunidad de Madrid, sita en el Clínico San Carlos, asegura que la subida de precios del tabaco es la medida más disuasoria para que los jóvenes se inicien en este hábito. Además, como presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), sostiene que la pandemia ha sobrepasado al Sistema Nacional de Salud en todos los ámbitos, y asegura que el Gobierno no supo hacer las cosas bien ni adelantarse a los problemas.

-¿Se sienten los neumólogos satisfechos con la gestión del Gobierno?

-En absoluto. No ha sido buena ni ha sabido adelantarse a todos los problemas que se nos vinieron encima. No había mandos coordinados y en la primera ola la situación era caótica. Carecíamos de mascarillas FFP2, trajes EPI para protegernos, lo que trajo como consecuencias el contagio de muchos médicos, e incluso muertes. Tuvimos que doblar turnos, puesto que no se contrataba a más personal. Esto generó muchísimo cansancio físico y psicológico. Pero todos estuvimos ahí dándolo todo.

-¿Considera que fue un error que el Gobierno central no delegara ciertas competencias a las Comunidades Autónomas?

-Por supuesto, ya que aquello hubiera significado una agilización en todas las gestiones, compras…, cualquier tipo de decisiones con fines eficientes. Y posiblemente se habría avanzado más y tal vez las cosas hubieran salido mejor. Sin embargo, la realidad fue muy distinta en función de las decisiones que de facto se tomaron y eso es lo que contó.

-Pero tras la primera ola, como ha mencionado, luego las cosas fueron paulatinamente retornando a su sitio.

-Pero muy paulatinamente y en nuestro caso quizás las cosas han ido mucho más lentas. Nuestra sociedad científica lleva ya tiempo demandando muchas más UCRIS.

-A todo el mundo le suena lo que es una UCI, pero no una UCRI.

- Respondiendo literalmente al acrónimo, es una Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios. A ella se remiten pacientes con una insuficiencia respiratoria terminal muy grave. Los neumólogos son el personal especializado en el manejo de estas unidades. En ellas los pacientes son sometidos a procedimientos en absoluto invasivos. Nosotros empleamos, por ejemplo, oxigenación a alto flujo, la ventilación mecánica no invasiva, y una técnica llamada CPAP; todas resultan altamente eficaces, ya que se les salva la vida sin necesidad de intubación. Por suerte, hemos sido capaces de sacar adelante a numerosos pacientes covid muy graves, más bien no tributarios de ingreso en la UCI.

-¿Pero entonces cuál es el criterio de derivar a un paciente como el que ha mencionado a una UCRI o a UCI? Según su planteamiento, lo ideal sería la UCRI, ¿no?

- Efectivamente, pero la realidad es otra. Por eso nuestra sociedad científica demanda la creación de muchas más UCRIS, una situación que ha evidenciado la pandemia. Hasta la eclosión del covid-19 el 42% de los hospitales del SNS disponían de UCRI y con el advenimiento de la pandemia, prácticamente de la noche a la mañana, un 16% más de centros públicos se dotaron de estas unidades. Además se duplicaron y triplicaron el número de camas en la ya existentes y se incrementaron los medios.

-Es obvio colegir que mejoró notablemente la situación.

- No vamos a negarlo, mas sigue siendo del todo insuficiente. Si no existe la UCRI, estos enfermos respiratorios tan graves ni llegan a acceder a la UCI y quedan prácticamente desahuciados hasta la hora de su muerte. Sin embargo, los neumólogos en estas unidades intermedias les sacamos adelantes, pese a que algunos, por su estado de base tan grave, queden con secuelas respiratorias. Pero salvan su vida y muchos con una calidad excelente y sin secuelas. Por ello es sumamente importante incrementar notablemente el número de UCRIS en los hospitales.

- ¿Esta reivindicación tan seria la han hablado ya con las autoridades sanitarias competentes?

- Naturalmente, es el primer paso que debemos dar. Hasta ahora solo hemos recibido buenas palabras. Confiemos en que trasciendan a los hechos.

- La afectación broncopulmonar en los pacientes covid, más o menos severa, es la sintomatología prínceps. Han tenido que estar ustedes en la primera línea, pese a la loable coparticipación y multidisciplinariedad de especialidades.

- Hemos colaborado codo con codo diferentes especialistas para ayudar a los enfermos y hacer frente a algo que ha desbordado, en todos los países, todo lo previsible. Aun así, bien es cierto que las lesiones respiratorias en los pacientes hospitalizados eran muy características, además de las coagulopatías o problemas en la coagulación sanguínea, que muchos acababan en tromboembolismo pulmonar.

- Lo que viene a confirmar que las vías respiratorias inferiores, los pulmones, de su competencia, eran los grandes lesionados.

- Desde el principio, conscientes de la situación, empezamos a formar rápidamente a la enfermería, a los fisioterapeutas respiratorios y a todos los neumólogos, en los diferentes aspectos de la nueva enfermedad, como era el covid-19. La realidad asistencial nos obligó a aumentar el número de camas de hospitalización y asimismo, en la medida de nuestras posibilidades, los recursos humanos. Pero ese incremento también fue seguido de una actividad frenética en la realización de procedimientos como fibrobroncoscopias y sus técnicas asociadas. Y todo ello se llevó a cabo sin la protección de EPIS y con muy pocos conocimientos sobre una enfermedad infecciosa y muy contagiosa.

-Con la covid algunas ciudades han prohibido fumar en las terrazas de los espacios hosteleros.

-Precisamente, se acaban de cumplir 15 años de la ley antitabaco de 2005, modificada en 2011 para prohibir fumar en todos los espacios físicos públicos cerrados. Y, lamentablemente, ha sido un fracaso porque, lejos de bajar la tasa de fumadores, se ha observado un 36% de aumento desde 2017. En España, solo en la franja etaria de 15 a 64 años, fuma el 32,3% de la población, lo que significa diez millones y medio de españoles fumadores y una consecuencia directa de 60.000 muertes directas por el tabaco al año. Cuando en Estados tan cercanos como Francia o Reino Unido han conseguido en solo una década disminuir la prevalencia del 33% al 15%. La ley que tenemos se ha quedado totalmente obsoleta y hay que renovarla.

-Pero tengo entendido que la SEPAR tiene un borrador y que ustedes han mantenido conversaciones con Sanidad.

-Sí, y con varios gobiernos. Y hay buena voluntad por parte de todos, pero de ahí no pasa. Nuestra propuesta se basa en varias puntos, que son fundamentales: 1) Vigilancia estricta del cumplimiento de la ley, pues se constata que no se respeta adecuadamente. 2) Extender la regulación de la prohibición de fumar a espacios abiertos públicos, como playas y piscinas, campos de fútbol, parques infantiles y al conducir, ya que se ha comprobado, en este último caso, que por un pitillo se producen accidentes de tráfico. 3) Incremento del precio tanto del tabaco como del cigarrillo electrónico y otros dispositivos similares. Todos los estudios demuestran que el modo más eficaz de que los jóvenes no se inicien en este hábito es que sea caro. 4) Financiación pública de todos los métodos disponibles para dejar de fumar: parches, chicles y comprimidos, puesto que ahora solo se incluyen dos marcas de pastillas, y no solo a quien fuma más de 20 pitillos al día, como la ley actual, sino con independencia del número de cigarros.

-¿El tabaco no es una gran falacia? El Estado ingresa impuestos, pero gasta mucho más en las consecuencias contra la salud, ¿no?

-Creo que más del 75% del importe de una cajetilla va destinado al Estado, cuando se gasta al año en torno a 6.000 millones de euros en España solo en cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC, cardiopatías y partos prematuros de madres fumadoras. Habría que empezar por campañas de educación para la prevención del tabaquismo en los colegios, dirigidas responsablemente a los niños para que estos llegaran a interiorizar el mensaje contra el tabaco de por vida y lo difundieran en todos sus ámbitos de relaciones.

- Según tengo entendido, un aspecto muy importante de la sociedad fue la actividad de formación y docencia.

- La verdad es que lo consideramos muy relevante y pusimos en marcha un curso clínico telemático sobre el manejo del paciente covid, del que se beneficiaron más de 4.500 sanitarios de diferentes especialidades, y del que estamos preparando la segunda edición. Organizamos hasta 26 webinarios, en plenas fase 1 y 2 de la pandemia, que fueron seguidos por más de 96.000 profesionales sanitarios de toda España y que contribuyeron a su formación en materia en prevención, diagnóstico y tratamiento del covid-19.

- ¿Y han pensado en la población general?

- No nos hemos olvidado de ella. Hemos colaborado muy activamente con el asociacionismo de pacientes y en nuestra página web hemos creado dos partes muy activas de información para profesionales y para la población. Además puedo decirle que nos sentimos muy satisfechos de que, gracias a sus corresponsales en España, publicaciones tan relevantes como “The New York Times”, “The Washington Post” o “Der Spiegel” se hicieron eco de nuestras acciones en sus respectivos países, como Estados Unidos y Alemania.