Control europeo
La UE baraja asumir competencias sanitarias ante futuras pandemias
Propondrá crear una nueva agencia de control, aunque existen dudas sobre si los Estados están realmente dispuestos a perder poder y en qué ámbitos.
Como dicen todos los manuales de autoayuda, una crisis puede significar una oportunidad y el club comunitario tan sólo suele avanzar – mucho o poco- a base de sacudidas. La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto las debilidades de la política sanitaria europea que se rige exclusivamente por la legislación nacional de cada Estado miembro. Pero desde hace meses, muchos en la burbuja comunitaria consideran que esto debe cambiar, aunque existen dudas sobre si los Estados están realmente dispuestos a perder poder y en qué ámbitos.
El máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, se mostró ayer “seguro” de que esta crisis sanitaria servirá para que el club comunitario se dote de “más competencias para hacer frente a la pandemia” ya que ahora mismo éstas son “muy pocas”.
Se espera que a mediados del mes de septiembre, el Ejecutivo comunitario presente un paquete legislativo para la creación de una agencia, la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA por sus siglas en inglés) que intentará unir al sector público y a los laboratorios para poner en marcha investigaciones conjuntas y desarrollar medicamentos y vacunas. En el mes de marzo, el Ejecutivo comunitario ya presentó la iniciativa denominada incubadora HERA, un embrión de esta futura agencia europea, con el objetivo de vigilar las nuevas variantes del virus y adaptar las nuevas vacunas a estas mutaciones. Además, las capitales europeas también están debatiendo reforzar el papel de la EMA (Agencia Europea del Medicamento). El Parlamento Europeo ha pedido que este organismo disponga de una base de datos digital e interoperable para detectar, predecir y evitar la escasez de medicamentos que facilite de manera permanente el intercambio de información entre la agencia y las autoridades nacionales.
Según reflexionó ayer Borrell en el seminario “Quo vadis Europa” celebrado en Santander, esta crisis sanitaria ha hecho que los ciudadanos europeos “hayan tomado conciencia” de que “la UE nos hace más fuertes y capaces” y de que “cada vez hay más problemas que no tienen una solución nacional”.
Durante la primera ola del coronavirus, el repliegue nacional fue la tónica dominante y los Estados europeos se pusieron zancadillas para acaparar material médico como mascarillas y test. Tras la parálisis que atenazó a la Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen durante los primeros meses de la aparición del virus, el Ejecutivo comunitario propuso la compra centralizada de vacunas como modo de no reincidir en los errores de la primera etapa.
Borrell puso ayer esta iniciativa como ejemplo de éxito. “El actuar conjuntamente tiene un premio”, defendió el máximo representante de la diplomacia comunitaria para quién ante las amenazas que pesan sobre la UE, hay “muchos países que si estuvieran solos no tendrían donde agarrarse”.
Se espera que esta estrategia de compra conjunta de vacunas se prolongue en el caso de que sea necesaria una tercera dosis para reforzar la inmunidad. La UE ha firmado un tercer contrato con Pfizer de 1.800 millones de dosis de aquí al 2023. Una iniciativa de la que se ha desligado Hungría y que resquebraja la unidad europea mostrada hasta el momento.
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