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Uno de cada 10 perros sufre una patología cardíaca

A medida que los canes envejecen la incidencia de estas enfermedades puede llegar a tasas superiores al 60%

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El corazón de un perro late un promedio de 144.000 veces al día a un ritmo de entre 70 y 120 veces por minuto. Este es el motor de su cuerpo encargado de bombear la sangre a todos los órganos para que puedan tener oxígeno y nutrientes para su correcto funcionamiento. Las enfermedades cardíacas, al igual que en los humanos, son un problema común entre los canes: uno de cada 10 perros padece una patología cardíaca. A medida que los perros envejecen la incidencia de estas patologías puede llegar a tasas superiores al 60%.

Según explican desde la farmacéutica Boehringer Ingelheim, estas cardiopatías a veces no presentan síntomas visibles o los presentan demasiado tarde, cuando la enfermedad está ya muy avanzada. Al parecer, solo pueden detectarse a través de revisiones veterinarias que se aconsejan sean periódicas a partir de los cinco años. Aunque influyen factores como la raza, la edad e, incluso, el género; todos los perros pueden desarrollar una cardiopatía. Las más comunes son la enfermedad de la válvula mitral y la cardiomiopatía dilatada.

La primera se caracteriza porque las válvulas del corazón que separan aurículas y ventrículos se engrosan alterando su morfología normal y dificultando su buen funcionamiento. Al no cerrar de forma hermética la cavidad, la sangre puede retroceder en la dirección equivocada lo que provoca que el corazón haga un mayor esfuerzo para que el organismo siga trabajando correctamente. Solo en la última fase de la enfermedad aparecen algunos síntomas, tales como fatiga, intolerancia al ejercicio o tos. Entonces decimos que el paciente ha entrado en insuficiencia cardíaca. Al principio de esta fase los síntomas suelen ser muy sutiles casi imperceptibles, y normalmente se atribuyen a que «la mascota se hace mayor», luego van empeorando y se vuelven más graves en función del deterioro del corazón.

Este mal es más común en las razas de perros más pequeñas (menos de 20 kg) y de 5 a 8 años. Esta enfermedad afecta a todas las razas de perros, incluidas las razas cruzadas, pero algunas son más propensas a desarrollarlas como Cavalier King Charles, Caniche, Yorkshire terrier, Teckel, Bichón, Shi-Tzu, Schnauzer mini, Pomerania, Jack Russell, Fox Terrier. No obstante, si se detecta y se comienza a tratar con fármacos antes de que aparezcan los síntomas se prolonga esta fase asintomática Por eso, en el caso de las razas medianas y pequeñas, a partir de los 5 años, es muy recomendable realizarles un chequeo cardíaco periódicamente.

Por su parte, la cardiomiopatía dilatada hace que el músculo cardíaco se debilite y agrande debido al estiramiento y el adelgazamiento de las paredes del corazón.

Al estar el músculo dañado, la sangre no bombea con normalidad por todo el cuerpo, lo que puede provocar una muerte súbita por taquicardia o fibrilación si no se diagnostica a tiempo.

Desde la farmacéutica aseguran que esta enfermedad avanza muy rápido y los síntomas pueden presentarse de forma súbita en forma de síncope, cuando la enfermedad está muy avanzada. Por eso es muy importante su detección y tratamiento antes que se observen los primeros síntomas.

En este sentido, los chequeos cardíacos en estas razas grandes a partir de los cuatro años de edad son muy esenciales para comenzar a tratar a tiempo. También es una afección genética, y las razas con mayor predisposición desarrollan esta enfermedad a una edad temprana, entre 4 y 6 años, son las grandes y gigantes. En ambas patologías es muy importante un control veterinario para poder realizar un eficaz tratamiento precoz.