Audiencia general

El Papa, contra los «fundamentalistas» que se refugian en el pasado

Critica también a los sacerdotes que permiten que se inmiscuya la «burocracia» para dar los sacramentos

El Papa Francisco durante la audiencia general de ayer
El Papa Francisco durante la audiencia general de ayerMAURIZIO BRAMBATTIAgencia EFE

El Papa ha denunciado a los «nuevos fundamentalistas» en la Iglesia a los que les da «miedo» ir hacia adelante y prefieren refugiarse en el pasado porque se «sienten más seguros», al tiempo que lamentó las actitudes de los sacerdotes que hacen «burocracia» para dar los sacramentos. «Los nuevos fundamentalistas son aquellos a los que parece que el camino para ir hacia adelante les dé miedo y van hacia detrás porque se sienten más seguros: buscan la seguridad de Dios y no al Dios de la seguridad», aseguró ayer el Pontífice durante la audiencia general.

Del mismo modo, lamentó que la «burocracia» se inmiscuya en los asuntos que tienen que ver con los sacramentos. «¿Cuántas veces, nosotros mismos sacerdotes u obispos hacemos tanta burocracia para dar un sacramento y la gente no ve en nosotros a la fuerza del Espíritu Santo?», se preguntó.

Tercera dosis

Si el Vaticano se convirtió en el primer Estado del mundo en lograr la inmunidad de rebaño contra el coronavirus, ahora también desde ayer toma la delantera en suministrar la tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19 a los mayores de 60 años. La Santa Sede inició la campaña a mediados de octubre y tanto Francisco como Benedicto XVI ya han recibido el suero. No en vano el Pontífice argentino tiene 85 años y el Papa emérito ya ha superado la barrera de los 94. Además, como sucede en otros países del entorno, también se ha incluido en la lista de vacunación a las catalogadas como «personas frágiles», tal y como ha informado a través de un comunicado el portavoz vaticano, Matteo Bruni, en un comunicado. Las dosis se suministran en un ala del Aula Pablo VI del Vaticano que se ha habilitado con los recursos y el personal sanitario necesario.

Además, desde el pasado 1 de octubre el Estado más pequeño del mundo es también el menos ‘negacionista’ del planeta. Fue entonces cuando se activo un decreto firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, que explicita que los empleados que no cuenten con el certificado de vacunación –conocido como «green pass™– no podrán acudir a su puesto de trabajo y la ausencia se considerará injustificada, por lo que no podrán percibir su salario.

Este estricto control se ha dejado a manos del el cuerpo de la Gendarmería en los diferentes accesos al Vaticano. Esta medida no solo se aplica para los trabajadores eclesiales, sino también a cualquier visitante y turista. Sí se está haciendo una excepción con los fieles que únicamente acudan a las celebraciones de la Santa Sede tanto en la basílica de san Pedro como en la plaza.