Opinión

Yo también, Verónica

Necesario y urgente
Necesario y urgenteLa Razón

Yo también sufro depresiones desde que tengo uso de razón. Ahora, cuando es largo el tiempo y no dejas de hacer tu trabajo, lo denominan Distimia. Qué más da el nombre, lo importante es manifestarlo sin miedo. Que somos muchos, sí, y casi siempre con motivos. En mi caso estoy convencida de que esta aflicción viene de la infancia. Mis primeros recuerdos son de desamor. Mi hermosa madre desbordada con cuatro hijos y un marido ausente; mi sensibilidad temprana hacia las injusticias; mi empatía infinita con los viejos y desfavorecidos; mi necesidad de comprender el mundo y no comprenderlo. Sí, somos muchos los que atravesamos ese infierno que a veces nos abrasa y que la mayoría no contamos. Y sé porqué.

Porque cuando estás abajo percibes con certeza que no serás amable con los otros, que no tienes afecto que dar. De modo que prefieres aislarte para no hacer daño, para no meter la pata y después arrepentirte y culpabilizarte. Porque sabemos que esta sociedad competitiva no va a sentir compasión por nuestra carita triste y cuerpo apagado. Pero los que no lo han padecido no pueden vislumbrar lo que es vivir en un oscuro del alma. No tener ganas de levantarte, ni de salir, ni de ver algo ni a alguien, ni de vivir. No tener ganas pero hacerlo a empellones porque no deseas hacerte daño ni hacer daño. Porque crees que podrás superarlo. No, tampoco ponemos fácil el que nos auxilien; fingimos, nos aislamos.

Y la pobre gente que desea ayudar no tiene la fuerza y los recursos suficientes. Hay tantos enfermos que nos hemos quedado sin enfermeros. Pero hay que gritárselo a los poderosos. Analizar y crear conciencia de por qué este sistema nos quiebra. Hay que destapar la olla de nuestros males psíquicos y decirlo en todas las lenguas. Va en inglés, como a ella le gustaba: Me too, Verónica.