Opinión

Solos como la una

Los dependientes atendidos han aumentado casi un quince por ciento
Los dependientes atendidos han aumentado casi un quince por cientoLa Razón

Oficialmente en España la soledad afecta a alrededor de tres millones y medio de personas mayores. Envejecemos, nuestra sociedad envejece paulatina e irremediablemente, sin una toma de conciencia afectiva y efectiva. Afectiva en el sentido de que si se siente soledad es porque no se tiene amor cercano. Es decir, compañía buena. Y este sufrimiento es terrible cuando el cuerpo y la mente empiezan a fallar y no tienes una mano a tu lado. Piensen, por ejemplo, lo que es despertarse de noche con un dolor extraño y no saber qué hacer. Piensen, por ejemplo, en no poder levantarse en una caída y no tener una mano cerca. Hay algunas cosas, las medallas esas con botón, algún teléfono… pero no siempre funciona. Y sobre todo no funciona para calmar la angustia de nuestra mente en lo cotidiano. Igual que los bebés no acariciados mueren en muchos casos, a los mayores les ocurre lo mismo. Porque no se puede vivir sin besos y abrazos. Porque no se puede vivir con soledad emocional y social. Y no debemos culpar solo a los hijos con padres ancianos; no cuando trabajan demasiadas horas y tienen niños y están agotados y sufren el estrés y la mala vida de nuestras ciudades. Ya no hay tribu, ahora las personas estamos aisladas en nuestros cubículos y ni con los vecinos nos relacionamos. Ahora no se entiende que los viejitos y no tanto, son el patrimonio de nuestra existencia y hay que adorarlos. No hay tribu. Y en las ciudades todo está lejos. Los mayores necesitan conocer los caminos que vayan más allá del mercado donde compran su comidita. A los mayores hay que proporcionales algo más que una pensión. Hay que acercarles todo aquello que les de alegría, que son hijos y nietos, sí, pero también actividades para el espíritu, como talleres para que canten, bailen, hagan cine o teatro. Hagan familia. Otro día les hablo más a fondo de esto.