Sociedad

Ascensores

El ascensor siempre me ha parecido un lugar esencialmente dramático, en el sentido etimológico del término, es decir, un lugar para la acción

Imagen de archivo de un ascensor
Imagen de archivo de un ascensorLa RazónFuente: Daniel Nettesheim / Pixabay

¡Lo que he aprendido aquí sobre el diseño de ascensores del artículo de Héctor Herrera sobre el asunto! Sí, el ascensor siempre me ha parecido un lugar esencialmente dramático, en el sentido etimológico del término, es decir, un lugar para la acción. No confundamos acción con actividad, conceptos muy diferentes que los del teatro conocemos bien. La acción dramática puede darse en personajes absolutamente paralizados e, incluso, mudos. Es la situación la que genera una corriente emocional de diversa intensidad. Y, al contrario, un espacio puede estar lleno de movimiento y que no esté ocurriendo nada interesante.

En los ascensores puede pasar de todo, desde que te quedes colgado en esa caja sujeta por poleas con un desconocido, hasta que descubras que te han salido varias arrugas más en la frente. Yo tengo pendiente escribir una “Noche de amor efímero” que ocurra ahí. Una comedia inesperada. Hay que reconocer que los ascensores son cómodos sobre todo cuando vas cargado; ahora bien, comprendo perfectamente a los claustrofóbicos del ascensor. Y no sabía que los diseñadores de estas cajas herméticas piensan en todo esto cuando hacen los proyectos.

Nos cuenta Héctor que los espejos están ahí para que el lugar parezca más grande, ergo menos agobiante. También para que nos retoquemos y se nos haga más breve el trayecto. Nos explica que en los hospitales no ponen espejos porque los pasajeros no suelen tener buena cara. Desde luego. Y, qué curioso, para que al vernos reflejados nos inhibamos de cometer actos de vandalismo. Coño, eso sí que tienepsicología. La verdad es que, pensándolo un poco, es un lugar perfecto para un robo express o, incluso, un intento de violación. Yo desde luego jamás me meto con un desconocido a solas en ese cubículo. Observo, asimismo, como entre vecinos no se hace mucho por esperar al que está llegando. Es que eso de hablar del tiempo es tan aburrido. Pero si yo escribo esa obra teatral, será de enjundia amorosa, y con muchas subidas y bajadas.