Opinión

As time goes by

"Casablanca"
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Ustedes perdonarán la «snobada» de titular en inglés esta columna de hoy, pero es el recuerdo de una canción mítica de una película mítica, Casablanca, que me da pie para lamentarme de lo rápido que pasa el tiempo. Los días se me van rapidísimo. Dentro de nada habré acabado con la rehabilitación de mi hombro, mi lesión ya sólo será un recuerdo y el dolor que provoca, también. Dentro de nada estaremos ya en tiempo de elecciones y nuestra vida cambiará hacia mejor –si los pronósticos se cumplen–, y los resultados marcarán la tendencia de las generales. Todo eso está a la vuelta de la esquina, como también lo están las vacaciones de verano, las celebraciones que en este 2023 no quiero pasar por alto, los viajes previstos, todo pasa volando, como el aire, como el humo… Pero existen cosas que no se van, como los libros que siempre permanecen. Hoy tengo entre mis manos uno recién salido del que es autor uno de mis amigos más sabios, Serafín Quero, hombre de muchas y muy variadas sapiencias, un erudito cachondo y divertido que lleva ya años poniendo en nuestro conocimiento los secretos del buen comer y del buen beber. Títulos como «El vino, 120 preguntas», «La mesa y su leyenda», «El champán y su historia», «Conversaciones gastronómicas», entre muchos otros, son producto de su pasión por la buena vida convertidos en entretenimientos mientras impartía su ciencia como profesor de Lengua y Literatura de la Universidad de Dresde, Alemania. Ahora ya, de vuelta a su Málaga natal, bajo el sol de esa costa única por su clima, lejos ya de los fríos de la Alemania del Este, nos ofrece «El vino de Jerez. Cincuenta preguntas» (La Dragona, Miguel Gómez Ediciones). Un vino tan español, tan nuestro, parece mentira que sólo se aprecie en su lugar de procedencia, el sur, y en el Reino Unido. «Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les inculcaría sería el de abjurar de las bebidas flojas para hacerlos adictos al jerez». Eso decía Shakespeare y nadie somos nadie para enmendarle la plana. Gracias, Serafín.