Crimen de Asunta
Alfonso Basterra y Rosario Porto: connotaciones psicológicas no coincidentes
Dos selfies funerarios pero con connotaciones psicológicas diferentes. De un lado, se observa en Alfonso Basterra una conducta de parafilia o perversión, es decir, una conducta sexual anómala distante mucho de la normalidad. Y es que en las fotografías tienen un claro componente obsesivo-compulsivo, donde Basterra se olvida del entorno y enfatiza toda su atención en una única idea: captar una imagen con su teléfono para guardarla como un elemento de excitación sexual a través de imágenes o conceptos relacionados con la muerte. Esta conducta, analizada aisladamente tiene una connotación de perversión pero, si la sumamos a la conducta fetichista mostrada en las fotografías en las que Asunta aparecía con traje de cabaret, nos confirman una idea por duplicado.
Dista muchísimo del comportamiento de Rosario en la repetición de las mismas imágenes en el tanatorio. En este caso su significado psicológico está estrechamente vinculado a los vídeos Porto daba órdenes a su hija en cuanto a la estética de su pelo y posturas.
Siempre fue conocida la relación conflictiva de ésta con su madre sumamente autoritaria o, según ella, "encantadoramente odiosa"y a la que se veía imposibilitada de retar. Asunta, una niña más débil, era el espejo donde veía a su madre y por un mecanismo de desplazamiento que le aliviaba cada vez se enfrentaba a la niña creía enfrentarse a su madre. En el rostro de Asunta veía a esa figura materna que tanto despreciaba.
Aún así, en el tanatorio sí había una coincidencia en ambos padres adoptivos: La falta de pena y empatía ante la muerte traumática de una hija que para Rosario era el final de una adopción impuesta y de la aniquilación de esa figura parental autoritaria que la perseguía incluso después de muerta. Asunta era el recuerdo vivo de algo que ella odiaba al límite y esa imagen fotográfica era el triunfo ante una situación que molestaba, por supuesto, sin tintes similares a Basterra .
Porto tras hacerse público el selfie de su ex marido afirmaba que jamás lo haría. Sin embargo, después de unos días sale su fotografía en idéntica actitud y para esto sólo tienen cabida dos respuestas: o miente o existen rasgos psicóticos en su personalidad.
Tanto en su comportamiento habitual con conocidos, como en estos rasgos de ausencia de dolor ante una hija muerta traumáticamente y como en su risa tras aparecer el cadaver al inspeccionar el chalet, demuestran rasgos de bipolaridad similares a Bretón. Quería vender el chalet porque le recordaba a sus padres y la niña también le recordaba a sus padres.
En esa entrevista tv donde afirmaba a raíz de la adopción de su hija... "un hijo es para toda la vida y no se hace por caridad"... era la respuesta que dio innumerables veces a su padre cuando le pedía un nieto.
Pero que el triunfo ante la visión de una hija muerta que recuerde un pasado no conlleva a ser la autora de algo tan repugnante y a sabiendas que las dosis más altas de sedación coincidían las noches dormía la menor con Basterra que supuestamente con una mezquindad absoluta se aprovechó de un transtorno psicológico de su pareja en un intento de culpabilizarla exclusivamente. Mezquindad y desequilibrio en el orden que sea pero se trata de un perfecto tándem en la consecución de un objetivo.
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