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Ana Julia Quezada, la reina del parchís en prisión

A pesar del brutal crimen, la autora confesa del asesinato del pequeño Gabriel Cruz está muy integrada en el centro penitenciario de El Acebuche, en Almería

Ana Julia, en la concentración de apoyo a la búsqueda de Gabriel / Efe
Ana Julia, en la concentración de apoyo a la búsqueda de Gabriel / Efelarazon

A pesar del brutal crimen, la autora confesa del asesinato del pequeño Gabriel Cruz está muy integrada en el centro penitenciario de El Acebuche, en Almería.

A la espera de que arranque el juicio la autora confesa del asesinato del pequeño Gabriel Cruz en Níjar (Almería), Ana Julia Quezada, pasa los días tranquila en prisión. De hecho, «llama la atención lo integrada que está esta interna», explican fuentes consultadas por este periódico. «No es habitual que suceda esto con presos con delitos tan mediáticos. Suelen pedir estar más tiempo en la celda o aislados del resto de internos. Ella, en cambio, no», añaden. Aunque también es cierto que hay psicópatas con notables habilidades sociales. En cualquier caso, gran parte de esa integración se debe a su compañera de celda del módulo de mujeres del Centro Penitenciario de El Acebuche, en Almería. La misma interna que fue su presa de apoyo cuando ingresó en la prisión el pasado 15 marzo, continúa siendo su compañera de celda. Ana Julia y ésta, acusada de homicidio, debieron de caerse bien, porque ahora siguen compartiendo celda, aunque esta presa ya no tiene la categoría de interna de apoyo, dado que Quezada «no tiene protocolo de prevención de suicidios, ni ningún artículo» para que se dé esta figura. No lo ha solicitado ni se ha valorado por parte del personal de la prisión que fuera necesario en su caso.

La celda del módulo de mujeres en la que están ambas sigue siendo la misma que la del primer día que ingresó Ana Julia en la cárcel: dos camas que pueden hacer litera si quieren, baño, y poco más. Salvo que disponen de una televisión,ya que la compañera de celda de Ana Julia la había comprado en el economato de la prisión tiempo atrás, tal y como avanzó en su día este periódico. Desde entonces, «no la han decorado mucho, la verdad. La celda está más o menos como antes».

Lo que sí ha cambiado es el día a día de Ana Julia. Ya no desayuna, come ni cena en su celda, sino que lleva el mismo ritmo que el resto de internas. Esto le ha permitido su integración. «Han formado un grupo de amigas de cuatro o cinco internas. Comen y se pasan las horas juntas», aseguran. Un grupo formado por ella, autora confesa del crimen de Gabriel, la presa acusada de homicidio y unas internas que están en prisión por robo y tráfico de drogas. De hecho, siempre se las ve «juntas en el patio charlando o jugando al parchís». Ése es el día a día de Ana Julia, ya que, aunque en verano hay menos actividades, a ella no le importa: «No está apuntada a ningún taller ni a ninguna actividad». Algo que confirman otras fuentes: «No hace nada en todo el día».

Tampoco es la presa más visitada de este módulo de mujeres en el que hay 48 internas, «dos de ellas etarras» con las que «no se relaciona». «No recibe visitas regularmente. Solo recibe correspondencia de su hermana y su hija. Se comunica por teléfono con su familia y habla con el abogado en el locutorio. Su familia no la visita». Tampoco habla con toda su familia. Su sobrina Johanny, quién en su día no se podía imaginar que su hubiera podido haber hecho algo así, asegura a este periódico que «no hablo con ella ni he ido a verla. Tal vez lo haré un día, quién sabe...». Ha preferido estar al margen. Le preguntamos si es la sobrina a la que se refiere en la carta que ha escrito Ana Julia desde prisión afirmando que Ángel, el padre del pequeño Gabriel, no para de «molestar» a su familia, y explica que «no es ella. Yo no he tenido ningún contacto con él ni con mi tía». Es otra sobrina, pero prefiere no decir su nombre.

Pero aunque su familia no vaya a visitarla, tampoco le dejan de ingresar dinero. «Tiene peculio, alguien de su familia se lo ingresa. No es mucha cantidad, pero tiene una tarjeta para poder comprar en el economato. Aunque no es que gaste mucho, de vez en cuando adquiere café, refrescos, algún dulce y conservas». «Tampoco se cartea con ningún recluso», al menos por el momento.

Cuando sale su caso por televisión ella casi ni se inmuta, aseguran. «En ocasiones alguna reclusa dice en voz alta “¡están hablando de la asesina!” y ella no le da importancia».

De hecho, si hubiera reaccionado mal a estas exclamaciones, o se alterara si saliera su caso en televisión, o al ver a su ex pareja, «se le abriría un parte y no es el caso, no tiene ningún expediente disciplinario». Y es que Ana Julia, «no sigue mucho las noticias cuando hablan de ella. Lo único que el otro día cuando regresó a prisión tras ir al Juzgado –de Instrucción número 5 de Almería– se la pudo ver quizá más sonriente», seguramente porque, tras comunicarle que un jurado popular será el encargado de juzgarla, también se le trasladó que ninguna de las acusaciones personadas atribuye a la investigada el delito de detención ilegal que se le había imputado anteriormente.

Desde que ingresó, Ana Julia ha tenido un trato correcto con las internas y con las funcionarias.

Su día a día comienza a las 08:00 de la mañana. Una hora después, como el resto de internas, va a desayunar. Es entonces tiempo de patio, taller o actividades. Ella prefiere ir al patio. A las 13:00 horas es la comida, tras la cual vuelven a la celda. De 16:30 a 20:00 horas, Quezada, sale al patio y a las 20:00 cena. Una hora más tarde, toca ir a la celda. Y así día tras día. Hoy, domingo, Ana Julia llevará 192 días en prisión. Muy poco tiempo respecto a la condena a la que se enfrenta: Fiscalía pide que sea juzgada por la comisión de un delito de asesinato y dos delitos de lesiones psíquicas a los padres del menor fallecido, la acusación particular que representa a los padres como autora de un delito de asesinato y de dos contra la integridad moral, y la Asociación Clara Campoamor, se adhirió a los planteamientos de la Fiscalía y de la acusación particular.