Accidente de tren en Santiago
Brasil da vía libre a España para que puje por el AVE entre Río y Sao Paulo
Brasilia considera que el accidente de Santiago no fue de alta velocidad
MADRID- Los más pesimistas daban casi por seguro que, tras el accidente de Santiago de Compostela, el consorcio español podía ir olvidándose de ganar el concurso para construir la línea de alta velocidad entre Río de Janeiro y Sao Paulo. Sin embargo, el Gobierno brasileño dejó ayer abierta una puerta a la esperanza. Su ministro de Transporte, César Borges, aseguró que no ve ningún problema para que el consorcio que encabeza Renfe puje en la subasta que está prevista para el próximo 19 de septiembre dado que el tren siniestrado no es «de alta velocidad». No obstante, matizó que la decisión final la tomará la Agencia Nacional de Transportes Terrestres (ANTT).
Condiciones
El pliego de condiciones para la puja del AVE brasileño, que tiene un presupuesto de 13.000 millones de euros, establece que el consorcio licitante debe presentar un documento denominado «Modelo 15» en el que se tiene que acreditar que la empresa operadora del tren «no ha participado de la operación de cualquier sistema de TAV –alta velocidad– donde hubiese ocurrido un accidente fatal» en un periodo de 5 años. Sin embargo, el Alvia que descarriló en las afueras de la ciudad gallega, según han defendido en los últimos días tanto Renfe como Adif, no era un tren de alta velocidad. De hecho, según su hoja de ruta, la velocidad máxima que podía alcanzar el convoy era de 220 kilómetros por hora, cuando la alta velocidad se empieza a considerar a partir de los 250 kilómetros por hora.
Para despejar cualquier duda al respecto, el Ministerio de Fomento está tratando de que la máxima autoridad ferroviaria mundial, la Unión Internacional de Ferrocarriles –UIC, por sus siglas en inglés–, encasille el accidente en la categoría de «vía convencional modificada». Existe un precedente. En 1998, un accidente en Eschede (Alemania) en un corredor muy similar al Madrid-Ferrol en el que murieron 101 personas ya fue clasificado de esta manera.
De conseguirlo, el potente sector ferroviario español tendría vía libre para poder pujar no sólo por la alta velocidad brasileña, sino también por futuros proyectos, como el corredor ruso entre Moscú y San Petersburgo, que tiene un presupuesto de otros 14.000 millones de euros, o los proyectos en Estados Unidos.
A las gestiones de Fomento ante la UIC se ha sumado la campaña que Renfe ha puesto en marcha a nivel internacional esta semana, con especial énfasis en Brasil, para difundir el mensaje de que la línea accidentada no era de alta velocidad, según explicó ayer su presidente, Julio Gómez-Pomar. «No estamos hablando de una línea [la Madrid-Ferrol] de alta velocidad hasta que, esperemos que en 2018, toda la conexión entre Madrid y Galicia pueda discurrir por vías» de AVE, reiteró ayer en una entrevista que concedió a la agencia Efe.
El Ministerio de Fomento fue el principal impulsor del consorcio único para pujar por el AVE brasileño. Tras el éxito de la adjudicación de la línea de La Meca, el departamento de Ana Pastor entendió que lo mejor para competir con más garantía de éxito era replicar el modelo de una sola oferta española que pudiera ser apoyado en bloque por las autoridades españolas. Al final, la unión de empresas la conforman las públicas Adif, Renfe e Ineco y las privadas Talgo, Elecnor, Cobra (ACS), Abengoa, Indra, Thales, Bombardier y Dimetronic.
Referencia mundial
La alta velocidad española, referente a nivel mundial, suscita un amplio interés de distintos países. Así, en los últimos años, delegaciones de numerosos países han visitado España interesados en conocer el sistema ferroviario. Entre ellas figuran las de Suecia, China, Bosnia-Herzegovina, India, Túnez, Argelia, Reino Unido, Bulgaria, Japón, Chequia, Hungría, Uzbequistán, Croacia, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Australia, Qatar, Vietnam, Corea, Indonesia y Suráfrica, según datos de Adif.
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