Rojo

Bretón: su tercer intento de «suicidio» fallido

Llevaba varios días en huelga de hambre porque dice que no se busca a sus hijos e insiste en que él no los asesinó. También quiere volver a la prisión de Córdoba para estar más cerca de su madre.

Fotografía de archivo tomada el 20/06/2013 de José Bretón
Fotografía de archivo tomada el 20/06/2013 de José Bretónlarazon

Llevaba varios días en huelga de hambre porque dice que no se busca a sus hijos e insiste en que él no los asesinó. También quiere volver a la prisión de Córdoba para estar más cerca de su madre.

El teléfono sonó en casa de Antonia a primera hora. Miró el reloj y se alarmó. Demasiado temprano. Descolgó y al otro lado del teléfono encontró la voz de su abogada Bárbara Royo. La penalista trató de tranquilizarla y después le contó que su hijo había sido trasladado desde el Centro Penitenciario de Herrera de La Mancha hasta el Hospital General Universitario de Ciudad Real con tres cortes en el cuello, que lo habían operado de urgencia y que se encontraba en la REA (sala de reanimación). La madre de José Bretón cosió a preguntas a Royo, cuestiones para las que la letrada no tenía respuesta: «He llamado a la prisión a las 7:55 de la mañana y sorprendentemente el director ya estaba en su puesto. Le he pedido que me informase y se ha negado. Decía que no tenía forma de comprobar mi identidad y que yo fuese verdaderamente la abogada de Bretón. Por eso no me ha contado nada», explicó la abogada en el programa «Espejo Público». Bárbara Royo está indignada: «Puedo entender que no me avisen a mí, pero no comunicárselo a su madre...».

El intento de suicidio de Bretón, condenado a 40 años de prisión por asesinar a sus hijos Ruth y José en el año 2011, ocurrió el pasado miércoles a las 22:00 horas. Una hora después del recuento de presos, José Bretón estaba en su celda vigilado por el preso de confianza que se amarra a su sombra las 24 horas del día y que duerme junto a él. José le anunció que iba al baño que hay en la propia celda con la intención de afeitarse.

El otro interno le esperó tumbado en el catre. Al comprobar que tardaba demasiado entró a ver qué sucedía y se lo encontró tirado en el suelo, rodeado de sangre, inconsciente y con tres cortes en el cuello. Angustiado, avisó a los funcionarios que hicieron lo que pudieron para taponar las heridas, pero ante las incisiones y la aparatosa hemorragia avisaron al 112 para que lo trasladasen de urgencia al Hospital de Ciudad Real. Los especialistas de otorrinolaringología que le exploraron localizan tres cortes: dos en las yugulares externas y uno en el músculo esternocleidomastoideo, por lo que le meten de inmediato en el quirófano. Ha perdido mucha sangre y durante la intervención le realizan cinco transfusiones de sangre. Mientras le cosen comprueban que si se hubiese cortado un centímetro más a la izquierda se habría perforado la carótida. «En ese caso hubiese sido mortal», apunta el doctor Fuertes, «nadie que quiera llamar la atención se arriesga hasta este punto. Mi opinión médica es que se quería quitar la vida porque no aguanta más en la cárcel».

La operación es un éxito, pero para poder controlar su recuperación, el equipo de doctores decide dejarle ingresado durante toda la noche. Si no hay complicaciones será trasladado a la Unidad de Custodia, una habitación dentro del hospital con rejas, donde terminará de evolucionar bajo la atenta mirada de dos policías nacionales.

Otras fuentes consultadas por este periódico ven en esta autolesión un intento de llamar la atención. «Se hizo dos cortes poco profundos, aunque muy aparatosos, porque por la zona en la que se los hizo sangraba mucho». «Quien realmente quiere suicidarse, se suicida», añade otra fuente, que explica que la cuchilla de afeitar «con la que se cortó se la dan en el lote de higiene, la desmontó y se cortó. Es sólo un intento de llamar la atención». De hecho, está bien, estable y no se teme por su vida», añaden otras fuentes.

La familia de Ruth Ortiz, la ex mujer de Bretón, también tiene esa imprensión. «Ahora le toca llamar la atención porque siempre suele hacerlo en el mes de octubre y en Navidad», informaron a Europa Press.

Un intento más de su larga lista. De hecho, cuando José Bretón se autolesionó «llevaba tres o cuatro días en huelga de hambre. Los motivos que aduce es que no se está buscando a sus hijos y que él no debería estar en prisión», explicaron a este periódico.

Un dato que confirmaron otras fuentes: «Estaba algo debilitado por llevar cuatro o cinco días en huelga de hambre, lo que le pasa es que quiere irse a Córdoba para estar más cerca de su familia. Su madre ha venido a verle en alguna ocasión. Aquí está en el módulo 2, que es el mejor, ya que hay presos que salen de permiso, que trabajan». «Es el módulo de respeto en el que todos los reos tienen que limpiar las zonas comunes. Es un hombre frío y muy calculador. El trato con el personal de la prisión es el mínimo. Bretón sigue y seguirá manteniendo que no es culpable, no asume los delitos».

No es la primera vez que se autolesiona. En Córdoba, ya lo intentó con una cuchilla. Entonces, diciembre de 2012, se hizo unos pequeños cortes en la muñeca y un corte en un hombro, por lo que fue trasladado a la enfermería de la prisión de Alcolea donde le dieron seis puntos. El que fuera su abogado, José María Sánchez de Puerta, afirmó que Bretón no tenía intención de quitarse la vida, sino que se autolesionó porque estaba «hundido» por la muerte de sus hijos. Tampoco es su primera huelga de hambre. En diciembre de 2012 afirmó al capellán de la prisión que se negaba a comer.

Incluso antes de entrar en prisión, también tuvo un intento de suicidio después de que le dejara una novia, Mari Carmen. En abril de 1997, José Bretón se tomó unos somníferos, se metió en su coche y e inhaló el gas de tres bombonas de camping gas. Le encontró su padre, por lo que rápidamente fue trasladado al Hospital. Su intento fallido tuvo lugar en la finca de Las Quemadillas, donde años después, en 2011, quemaría a sus propios hijos, los pequeños Ruth y José.