Cádiz
Carnaval, la otra tertulia política
Las comparsas no se casan con nadie: ni con la «abuela» Carmena, ni con Abascal, «que cuando llegue a Madrid conquistará el chalet de Iglesias».
Las comparsas no se casan con nadie: ni con la «abuela» Carmena, ni con Abascal, «que cuando llegue a Madrid conquistará el chalet de Iglesias».
Estaba cantado. El panorama político ha sido siempre fuente de inspiración para el Carnaval de Cádiz, expresión crítica de la libertad y la voz del pueblo, que no deja títere con cabeza. El propio alcalde de esta ciudad, José María González «Kichi», antes de dar el salto a la política cantó en una comparsa y este año sale en una chirigota. Bueno, en realidad no es el auténtico «Kichi» sino uno de los políticos representados en la agrupación «Un pasito a la izquierda y un pasito a la derecha» que encabeza el líder de Vox Santiago Abascal, como no, a caballo, pero de la que también forman parte Errejón y su «abuela» Carmena, Juan Carlos Monedero, Inés Arrimadas y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, cuyo chalet en Galapagar se proponen asaltar los de ultraderecha pillando «desprevenidos» a los morados porque tenían vigilando «al Junqueras».
Sin llegar al nivel de protagonismo que tuvo su antecesora, Teófila Martínez, en las letras del Carnaval «Kichi» tampoco escapa a la pluma de los autores, tanto por su gestión municipal como por su vida personal como pareja de la secretaria de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. Ambos están a las puertas de ser padres porque, según los tatuadores de la chirigota «Tin tan tin tan», «ustedes lo que queréis es coger la baja por carnavales». De hecho, en la chirigota «Un pasito a la izquierda y un pasito a la derecha», Teresa toca «el bombo y Casado la caja B». En cuanto a la labor del alcalde podemita, para el cuarteto del Morera «Brigadas Amarillas (agüita con nojotros)», «la diferencia entre el Cádiz de ''la Teo'' y del ''Kichi'', es que antes la gente iba a sellar el paro en autobús y ahora va en bici».
La entrada de Vox en el Parlamento andaluz ha sido uno de los temas recurrentes en esta edición, con varias letras criticando la abstención de los votantes de izquierdas, lo que «ha abierto las puertas» de la Junta a la derecha tras 37 años de Gobiernos socialistas. El diagnóstico de los carnavaleros coincide, así, con el de la ex presidenta andaluza, Susana Díaz, que está centrando la precampaña en alentar a una masiva participación para evitar que se repita lo ocurrido en las autonómicas, cuando, según ella, sus votantes se tomaron un «día de asueto» seguros de su victoria.
Los faroleros de la comparsa de Kike Remolino, «La Luz de Cádiz», llegan a hablar del tema con el mismísimo Franco en su todavía morada del Valle de los Caídos: «Hoy vengo a los pies de su tumba, más de cuarenta velas con usted bajo tierra, me lo imagino ahí ''descojonao'' porque los míos se quedan ''dormíos'', que no me da miedo verlo, resucitado, en el Parlamento de Andalucía».
De hecho, la exhumación del dictador inspira el cuarteto sevillano «Abierto por reforma», con cuatro albañiles del PP, Ciudadanos , el «enchufado» del PSOE y el de «Podíamos» encargados de abrir la tumba, pero que tras rebuscar dentro se la encuentran vacía porque ya estaba fuera.
También la chirigota de los políticos saca a Franco. Bueno, en realidad titubea al entrar en escena, ironizando con los vaivenes de la exhumación anunciada por Sánchez. «Ahora sale, ahora no sale» cantan reiteradamente mientras uno de los componentes disfrazado del dictador en silla de ruedas entra y sale al escenario hasta que se harta y suelta «Españoles, ''comerme'' el donut».
Susana Díaz, como derrotada, ha sido más nombrada que su sucesor, criticada por estar más pendiente de rivalizar con Pedro Sánchez por la Secretaría general del PSOE, que por gobernar la comunidad. Hablan también de las «vacaciones» que los andaluces le han dado. Dicen los del coro «Siguiendo tus pasos, Cádiz» que «a la Susana Díaz la hemos mandao al carajo en taxi».
No obstante, también le han cantado a Juanma Moreno como el «nuevo jefe de la tribu en la jungla de Andalucía», como le llaman «Los quemasangre» de la chirigota del Selu –una de las más populares y veteranas–. «Juanma Bonilla le ganaste a tu colega en el juego de la silla», le cantaron, mientras destacaban que «Andalucía tiene un erotismo que puede hacerle perder el ''sentío'', pone tanto que pa' gobernarla han hecho hasta un trío».
A los pactos dedican su estribillo el grupo de los políticos, que la calle ya llama la chirigota de Abascal: «Lo que más nos gusta a los políticos es pactar, es pactar, es pactar, pa' estar mangando otros cuatro años más».
Otro de los autores más populares, el comparsista Antonio Martínez Ares, tampoco se resiste a denunciar en su grupo «Los carnívales» la guerra de banderas de los tres partidos de derecha que recientemente se manifestaron en Colón por la unidad de España. «Cuando te echen de tu casa, y el banco ría las gracias, acampa con la bandera. Cuando no suba el salario, el cachorro legionario, vístete con la bandera. Cuando el vecino de arriba no piense igual lo fusilas, con banderas y a callar. Cuando gasten las pensiones en cocaína, putas y flores, ponte en bucle a Marta Sánchez y baila con la bandera. Cuando sientas que tu gente ha perdido Vox y voto busca, busca en la bandera. Cuando te falte hasta el pan, bandera vuelta y vuelta pa' almorzar y pa' cenar. Verás cuando tus niños empiecen a asimilar las vitaminas de un trozo de tela y no la vayas a vender que falta un telediario pa ir para allá otra vez. Dibuja un pajarito negro en medio y fetén. Y que se salve quien pueda».
Y tampoco podía faltar el conflicto catalán. Los independentistas también están representados en el grupo «Un pasito a la izquierda y un pasito a la derecha» y cuando Abascal se arranca «como Dios manda, cantando el himno de España», Puigdemont le replica «eso queremos nosotros, irnos de España». De hecho, la división que sufre la sociedad catalana inspira la chirigota «Los dependientes». Vestidos con los colores de España y una camiseta con el toro de Osborne con el que se les caen «los lagrimones», instalan su tienda de souvenires españolistas en las Ramblas para convencer a los independentistas y se preguntan «a ver cómo el pan tumaca lo hacen sin aceite ni jamón». Su antídoto «para ser buen español: ''hay que venir al sur y vivir igual que vive cualquier andaluz. Mucho cante, mucha fiesta y mucho bar, de chapuza y la ayuda familiar. Para ser buen español hay que venir al sur y verás como no vas a independizarte tú. Y vente a Cádiz por el Carnaval, tómate una Cruzcampo, y al carajo Rufián. Serás como nosotros, español y catalán».
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