Investigación científica
Cuerdas vocales creadas en un laboratorio
Investigadores de la Universidad de Wisconsin han creado, mediante técnicas de bioingeniería, un tejido capaz de transmitir el sonido. El resultado puede ser clave a la hora de tratar trastornos de la voz.
La voz es parte fundamental de nuestra personalidad. Cada vez hay más investigaciones que demuestran que el modo en el que hablamos determina nuestra personalidad e, incluso, nuestras opciones personales y profesionales. Se dice, por ejemplo, que la voz es el órgano sexual más potente. Aunque el atractivo siempre dependa del aspecto físico, una voz bonita acentúa la capacidad de seducción. De hecho, hay investigaciones recientes que sugieren que los humanos consideramos más atractivas las voces con un tono bajo. Miron Zuckerman, investigador de la Universidad de Rochester (EE UU), midió la calidad de 110 voces diferentes con indicadores objetivos y subjetivos. Según sus conclusiones, las valoraciones subjetivas predijeron mejor el atractivo sonoro de las voces que la medición de las máquinas. A las mujeres las cautivan las voces graves de los hombres, sobre todo si lo que buscan son relaciones a corto plazo.
Estos datos confirman que nuestra capacidad tonal es más importante de lo que creemos. Pero el órgano que utilizamos para hablar puede verse afectado por innumerables patologías. Una de ellas, el cáncer de laringe, es la más grave. En otros casos, traumatismos e infecciones obligan a extirpar parte o la totalidad de las cuerdas vocales. Para estos enfermos hay poca alternativa: aunque las inyecciones de colágeno y otros materiales sirven para reparar el daño en algunos casos, otros pueden perder definitivamente un rasgo tan propio de la personalidad. Ahora, científicos de la Universidad de Wisconsin han abierto la posibilidad de reparar su problema. Por primera vez se ha logrado generar en un laboratorio tejido funcional para fabricar cuerdas vocales artificiales. El reto no era sencillo porque las cuerdas vocales están confeccionadas en la naturaleza con un tejido suficientemente flexible como para vibrar con el paso del aire, pero suficientemente resistente como para soportar el impacto entre ellas cientos de veces cada segundo. Es una mezcla perfecta de sutileza y robustez que no resulta fácil de replicar.
Los bioingenieros de Wisconsin comenzaron a trabajar con cuerdas vocales de cadáveres. A partir de ellas aislaron, purificaron y cultivaron células de la mucosa de la laringe y aplicaron sobre ellas una especie de andamio artificial en tres dimensiones para que anidaran. Este tipo de andamiaje biológico se utiliza también para regenerar piel humana.
En dos semanas, las células crecieron alrededor del andamio. El estudio proteómico demostró que estas células producían algunas proteínas implicadas en el desarrollo de las cuerdas vocales. Además aparecieron células epiteliales cubiertas con una membrana similar a la que recubre en el cuerpo sano a las cuerdas vocales para aislarlas de agentes patógenos. Al poco se obtuvo una lámina de tejido biológico con las mismas propiedades proteínicas de las cuerdas vocales y con una aceptable relación entre elasticidad y resistencia.
Para ver si funcionaban, implantaron este tejido en laringes extraídas de animales muertos. Luego se acopló el sistema a un tubo de aire caliente y húmedo similar al que exhalan nuestros pulmones. Sorprendentemente, el tejido vibró de manera similar a como lo hace una cuerda y produjo un sonido. El último paso fue comprobar la biocompatibilidad de este nuevo tejido, es decir, si es seguro implantarlo en un humano. Para ello utilizaron ratones modificados para imitar el sistema inmunológico del hombre. Se les implantó el tejido y los animales lo absorbieron sin rechazo. Puede que este tejido vocal sea como el tejido de las córneas, un inmunoprivilegiado, es decir, que no genera reacciones de rechazo en el receptor. Si es es así estaríamos ante el primer paso para generar cuerdas vocales completas implantables y seguras.
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