Diseño
Reconstruyen la cara de un paciente gracias a un sistema de impresión en 3D
Científicos lograron reconstruir el rostro de un joven que había sufrido un grave accidente de moto mediante un sistema de impresión en tres dimensiones
Científicos del Morriston Hospital en Swansea, País de Gales, han logrado reconstruir el rostro de un joven de 29 años que había sufrido un grave accidente de moto mediante un novedoso sistema de impresión en tres dimensiones (3D) que permite reemplazar las partes dañadas por tejido sano.
El paciente, Stephen Power, había sufrido múltiples lesiones como consecuencia de un accidente que tuvo lugar en septiembre de 2012, en el que se rompió ambos brazos y una pierna, mientras que su rostro también quedó gravemente dañado, tras la rotura de ambos pómulos, la parte superior de la mandíbula, la nariz y parte del cráneo.
A pesar de ser intervenido de urgencia, sobre todo para tratar las lesiones sufridas en sus extremidades, y de que se lograra hacer un "buen trabajo"con la mayoría de sus heridas faciales, como reconoció el cirujano maxilofacial Adrian Sugar, la mejilla y el pómulo izquierdo estaban muy dañados y se reconstrucción podía comprometer su visión.
Ante esta situación, meses más tarde Sugar y su equipo optaron utilizar un sistema de tomografía computarizada (TC) para obtener un modelo simétrico en tres dimensiones del rostro y del cráneo del paciente, a partir del cual establecer las guías de corte necesarias para extraer las zonas dañadas e implantar el tejido sano, tanto a nivel superficial como interno. "Esta técnica nos permitió ser mucho más precisos y obtener un mejor resultado para el paciente", ha reconocido Sugar.
Para sustituir los huesos dañados desarrollaron unas placas de titanio hechas a medida gracias a una impresora en 3D del Centro de Tecnologías Aplicadas en Cirugía Reparadora (CARTIS, en sus siglas en inglés).
"Hemos utilizado el modelo tridimensional en todo momento, para cortar el hueso dañado y volver a colocar las placas de titanio en el mismo lugar", describe este experto, que celebra el éxito de la intervención, que duró más de ocho horas. "El ojo de Stephen está ahora un poco más alto y el pómulo también está mejor colocado", asegura.
Para el paciente, la intervención le ha "cambiado la vida", según reconoce, ya que durante el tiempo que transcurrió hasta la intervención solía usar gafas y sombrero para cubrirse las heridas. "Ya no voy a tener que disfrazarme", reconoce Power, lo que le permitirá volver a hacer una vida normal.
El doctor Sugar asegura que esta técnica podría ayudar también a otros pacientes si se hace con la planificación adecuada, como ha sucedido en este caso, y confía en que conforme su uso se vaya generalizando también se abarate el coste de este procedimiento.
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