Restringido

Sergi Hildebrandt: «Es el primer latido del corazón del cosmos»

Sergi Hildebrandt Rafels, coautor del descubrimiento e Investigador de la NASA
Sergi Hildebrandt Rafels, coautor del descubrimiento e Investigador de la NASAlarazon

LA RAZÓN entrevista al único español que participa en el descubrimiento de la primera onda del Big Bang

Antes de atender a decenas de científicos que reclaman sus explicaciones, el único español que trabaja en el proyecto BICEP 2 del Polo Sur «desde hace tres años» y que confirma uno de los mayores descubrimientos de este siglo, después –por supuesto– del hallazgo del bosón de Higgs, Sergi Hildebrandt Rafels ,atiende a LA RAZÓN, para explicar «de la forma más didáctica posible» qué es eso de la inflación y de las ondas que se originaron con el Big Bang. «Me ha tocado vivir y sufrir todo el proyecto cuya única meta era localizar esta primera onda».

–¿Qué se ha descubierto exactamente?

–Tal vez es demasiado grandilocuente pero es así: se ha detectado la señal más antigua que se puede identificar de nuestro universo. No hay nada más antiguo que eso, aunque pasen millones de años y existan nuevas civilizaciones, no podrán ver más atrás en el tiempo.

–¿Cómo lo hemos podido detectar?

–Es posible porque, como interpretamos los científicos, cuando el universo justo nació no existían partículas como las que conocemos, sólo había energía que vibró y creó ondas gravitacionales. El primer latido del corazón del cosmos fueron estas ondas. Siguieron expandiéndose junto con el universo, que se iba enfriando, y en él se iban formando partículas, los protones, los electrones... Toda esa sopa de partículas superenergética iban borrando la señal de las ondas porque se movían en todas direcciones. Lo que ocurre es que estos movimientos perturban muy ligeramente el grado de polarización de la luz que había durante el Big Bang. Muy poco, una millonésima de grado y después la luz tiene que seguir corriendo por el universo, atravesando galaxias, estrellas... Se pensaba que jamás se detectaría y hemos sido los primeros sorprendidos.

–Parece que cada año la ciencia nos va a sorprender con un hallazgo aún mayor.

–Cierto, y hace justo un año. Está ligado con el avance tecnológico. Lo que hemos puesto en el Polo Sur son los mejores detectores del mundo que trabajan a 300 milikelvin.

–¿Cómo funciona exactamente vuestro proyecto?

–Los datos se recogen en un telescopio normal, como el que podría tener cualquier aficionado, de 30 cm de diámetro y en lugar de la cámara hay 512 detectores. Observan una luz que está a 150 gigahercios, en las microondas. No se puede observar con ojo humano y por eso los mapas que generamos son muy feos. Son oscilaciones de temperatura de las que, utilizando técnicas matemáticas, puedes sacar mucha información de lo que había en el pasado.

–¿La idea original del proyecto era localizar estas ondas?

–Sí, no es casual. Todo el interés del proyecto desde 2006 tenía la intención absoluta de localizar esta señal. Era todo o nada. El proyecto ha estado en la oscuridad, a nadie le preocupaba hasta que no la encontráramos.

–¿Cómo se dieron cuenta de que la habían encontrado?

–No fue como lo del Higgs. Vimos una señal hace unos meses, pero no creíamos que fuera real. Lo que hemos localizado es un 50% más brillante del límite que nos habíamos marcado indirectamente, basado en suposiciones. Estuvimos meses, como locos, buscando el error, pero con un método de correlación cruzada lo confirmamos, descartando en Navidad que fuera un agente desconocido en el universo. La señal son las arrugas de una fotografía que ocurrió 300.000 años después del origen. Éstas se crearon con el Big Bang.