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Un paso de gigante en la edición de genes

Como adelantó LA RAZÓN, el español Juan Carlos Izpisúa logra devolver la vista a ratones ciegos. El método podría aplicarse a otras enfermedades incurables

Un paso de gigante en la edición de genes
Un paso de gigante en la edición de geneslarazon

Como adelantó LA RAZÓN, el español Juan Carlos Izpisúa logra devolver la vista a ratones ciegos. El método podría aplicarse a otras enfermedades incurables

Cada vez que una célula se divide para reproducirse todo el ADN que alberga en su núcleo se copia también. Es como si guardáramos dos versiones del mismo texto en nuestro ordenador. Ese momento de la copia es el ideal para realizar algún cambio. Eso es lo que consigue la ya célebre técnica CRISPR: editar el ADN celular para cambiar algún aspecto que no nos gusta, algún error que puede provocar una enfermedad, o para introducir nuevos fragmentos de información que generen efectos beneficiosos para la salud.

Las células, sin embargo, no se dividen eternamente. Cuando llegan a un estado de madurez o cuando ocupan ciertos lugares en nuestro cuerpo permanecen estables. En esa fase es más difícil introducir cambios (como si ya hubiéramos terminado e impreso el texto) y la técnica CRISPR es menos eficaz. Células de este tipo las encontramos, por ejemplo, en el corazón, el cerebro, el páncreas o el ojo. Por eso, el doctor Juan Carlos Izpisúa, investigador del Instituto Salk de La Jolla (California) ha centrado su investigación, entre otras cosas, en el estudio de un método de edición genética capaz de reparar también el ADN de las células que no se dividen.

Tal como adelantó en exclusiva a LA RAZÓN hace unas semanas, su trabajo estaba a punto de ofrecer un resultado espectacular en ratones. Y, efectivamente, vio la luz ayer en la revista «Nature». Por primera vez en la historia se ha logrado insertar ADN en un objetivo concreto dentro de una célula que no se divide. Gracias a ello han conseguido modificar los conos de la retina de ratones afectados de ceguera por culpa de la retinitis pigmentosa y les han devuelto la vista. El avance es verdaderamete revolucionario ya que permite, de un modo que nadie había conseguido antes, insertar ADN completamente nuevo en el genoma de individuos adultos vivos. Para lograrlo, el equipo dirigido por Izpisúa, en el que trabajan investigadores de centros de todo el mundo incluyendo instituciones de Murcia, Madrid y Barcelona, ha dirigido sus esfuerzos a imitar un proceso natural de reparación de ADN conocido como NHEJ o recombinación no homóloga. Se trata de una ruta natural por la que el ADN se autorrepara ciertas roturas en la doble hebra de ADN. Los investigadores han simulado este proceso con técnicas de edición genética. De ese modo han podido trasladar fragmentos reparados de genoma a las células de un ratón.

En primer lugar, generaron un paquete de información genética y lo insertaron en un virus inherte. El virus sirvió de vector para trasladar ese paquete (llamado Homologus Independent Targer Integration o HITI) a células neuronales de un ratón adulto. El paso resultó ser un éxito. Con este logro en el bolsillo, el equipo de La Jolla hizo la misma operación pero, en este caso, trasladando información genética a los ojos de ratones de tres semanas de edad que sufrían retinitis pigmentosa, una enfermedad hereditaria que es causa de 25.000 casos de ceguera en humanos en España. Se les introdujo una copia sana del gen Merkt, uno de los implicados en el daño de la retina. Cinco semanas después, los animales habían recuperado parte de su visión, respondían a la luz y mostraban recuperación de las células sensibles de su retina antes dañadas.

El gran logro de esta tecnología HITI es que demuestra que es posible editar el ADN mediante cualquier estrategia de ingeniería (no solo con CRISPR-Cas9). Se ha probado la eficacia a la hora de introducir instrucciones en células que no se dividen, con lo que sería posible en el futuro reparar genes deteriorados en el cerebro, el corazón o el hígado. «Eso nos permite, por primera vez, soñar con la curación de enfermedades que ahora no tienen cura», dice Izpisúa.

Al mismo tiempo que se conocía el avance de Izpisúa, «Nature» daba cuenta de los resultados de la primera aplicación de la técnica de edición genética en humanos. Un controvertido paso anunciado por oncólogos de la Universidad de Sichuan en China. Según el informe, se ha logrado modificar células pulmonares de un paciente con una agresiva modalidad de cáncer de pulmón como parte de un ensayo clínico contra la enfermedad. Los científicos han extraído células inmunitarias de la sangre del paciente y ha eliminado en ellas un gen con la técnica CRISPR-Cas9. El gen inutilizado es el que codifica para la proteína PD-1 que suele ser perjudicial para el correcto funcionamiento del sistema inmune. Cuando este gen está activo, el cáncer tiene más facilidades para proliferar.

Una vez borrado este gen, se cultivaron en laboratorio suficientes células nuevas sin él y se volvieron a introducir al enfermo. La introducción fue un éxito aunque no se dan detalles de si ha sido eficaz para detener de algún modo la progresión del cáncer. El paciente se mantiene en el anonimato, así como su estado de salud. Se prevé aplicar la misma terapia a 10 pacientes más.

El secretismo habitual de este tipo de acciones en China no permite establecer más conclusiones.