Agencia Espacial Europea
Una lluvia de 400 meteoros por hora
Un estudio ha realizado un estudio pormenorizado de la lluvia de Dracónidas de 2011, y ha revelado con su sorprendente intensidad la convierten en una de las más intensas de la historia
Un trabajo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado de forma detallada cómo fue una de las lluvias de estrellas fugaces más intensa de la historia, la lluvia de Dracónidas registrada en 2011, y ha demostrado que cerca de una tonelada de material procedente del cometa 21P/Giacobini-Zinner fue depositado en la atmósfera terrestre el 8 y 9 de octubre de ese año. En total, se registró una actividad de algo más de 400 meteoros por hora.
Según explica el CSIC, cada 6,6 años el cometa Giacobini-Zinner circula por el sistema solar interior y pasa por el perihelio, el punto más cercano al Sol de su órbita. Justo en ese momento, el cometa sublima los hielos y eyecta gran cantidad de partículas que se distribuyen en filamentos.
De estas partículas que se desprenden, las más antiguas han formado un enjambre que la Tierra transita cada año a principios de octubre. El resultado es una lluvia de estrellas Dracónidas -los meteoros de este cometa provienen de la constelación boreal Draco-, que golpean la atmósfera terrestre a unos 75.000 kilómetros por hora.
La importancia de este fenómeno no está tanto en la velocidad a la que circulan estos meteoros -relativamente lenta comparada con otros enjambres meteóricos- sino en la cantidad de material que se desprende.
"Cuando un cometa se aproxima al Sol sublima parte de sus hielos superficiales y la presión del gas impulsa infinidad de partículas que adoptan órbitas alrededor del Sol y forman auténticos enjambres. El estudio demuestra que la tarde-noche del 8 al 9 de octubre de 2011 la Tierra interceptó tres densos husos de partículas dejadas por el cometa a su paso por el perihelio", explica el investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio Josep Maria Trigo.
Los investigadores, que publican sus resultados en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, han obtenido las órbitas en el sistema solar de una veintena de meteoros y, de ese modo, han corroborado el origen en ese cometa periódico de las partículas que produjeron el estallido.
Dos de esos filamentos de meteoroides, que ya habían sido predichos teóricamente, han sido identificados por los científicos con los dejados por el cometa en 1874, 1894 y 1900. Sin embargo, los científicos han constatado que hubo otra región densa interceptada por la Tierra que no había sido predicha y que supone un nuevo reto para los modelos teóricos.
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