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Una misión al espacio para saber si Einstein tenía razón

La misión LISA Pathfinder despega esta madrugada. ¿Su objetivo? Averiguar, a largo plazo, si existen las ondas gravitatorias reflejadas hace cien años en la Teoría de la Relatividad General.

Una misión al espacio para saber si Einstein tenía razón
Una misión al espacio para saber si Einstein tenía razónlarazon

La misión LISA Pathfinder despega esta madrugada. ¿Su objetivo? Averiguar, a largo plazo, si existen las ondas gravitatorias reflejadas hace cien años en la Teoría de la Relatividad General.

Hace justo 100 años,Albert Einstein dio un paso más allá que Isaac Newton a la hora de desarrollar la teoría de la gravedad. Newton diseñó un modelo que aclaraba que los planetas giraban en torno alrededor del Sol gracias precisamente a esta fuerza. Sin embargo, Einstein fue más lejos. Imaginó el espacio como una unidad espacio-tiempo que funcionaba como un colchón: el Sol, al ocupar un lugar sobre ese colchón cósmico, lo deforma y atrae a los planetas que están a su alrededor. En su modelo, Einstein pensó que en esta estructura del espacio-tiempo, las deformaciones estaban representadas por unas ondas gravitatorias que se propagaban a la velocidad de la luz y que permiten a nuestro planeta seguir en órbita. El modelo está aceptado. Ahora bien, ¿sabemos que tales ondas existen? Con el afán de responder a esta pregunta, esta madrugada se producirá el lanzamiento de la misión LISA Pathfinder, de la Agencia Espacial Europea (ESA), desde el puerto espacial de Kourou, en la guayana francesa.

Como explican desde la ESA, LISA Pathfinder no se lanza con el objetivo a corto plazo de detectar estas ondas gravitatorias. Durante los próximos nueve meses, la sonda pondrá a prueba las tecnologías necesarias para detectarlas en un futuro en el espacio. Primero, la sonda deberá tratar de mantener dos masas en unas condiciones casi perfectas de caída libre. El satélite tendrá que monitorizar y adaptarse a sus desplazamientos utilizando sensores inerciales, un conjunto de micromotores y unos avanzados sistemas de metrología láser.

¿La finalidad? Demostrar que los cuerpos en caída libre siguen trayectorias geodésicas a través del espacio-tiempo, tal y como predijo Einstein, con un nivel de precisión dos órdenes de magnitud superior al de cualquier otra misión.

El nombre de LISA hace referencia a la Antena Espacial por Interferometría Láser, un primer concepto de observatorio espacial de ondas gravitatorias. La sonda está formada por dos módulos: uno científico y otro de propulsión. Este segundo se separará durante la fase de transferencia para no perturbar al módulo científico durante la fase de operaciones. El módulo científico transporta dos cubos idénticos de 46 mm de lado cada uno, de una aleación de oro y platino, y suspendidos en unas carcasas al vacío. Estas masas son las referencias inerciales para el sistema de control de la caída libre, y también sirven de espejos para el interferómetro láser.

Un cohete Vega será el encargado de dejar a LISA Pathfinder en una órbita de estacionamiento ligeramente elíptica, alrededor del primer punto de Lagrange del sistema Sol-Tierra, L1, a una distancia de 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Dependiendo de las evoluciones de esta misión, dentro de unos 20 años podría lanzarse la misión eLISA, ésta sí con el objetivo de captar ondas gravitatorias. «Sería como la oreja que escucharía el Universo», explicó esta mañana durante la presentación del lanzamiento Carlos F. Sopuerta, del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC).

Como recordó Javier Ventura-Traveset, portavoz de la ESA en España, nuestro país «es el quinto contribuyente europeo en LISA». De hecho, varias empresas españolas han contribuido en el proyecto, como GMV, Rymsa, Sener y Crisa, perteneciente a Airbus.