Londres

Vinculan los edulcorantes artificiales a la intolerancia a la glucosa

El consumo de edulcorantes artificiales puede incrementar el riesgo de desarrollar intolerancia a la glucosa en algunos individuos, según un estudio divulgado por la revista científica británica «Nature».

Un grupo de científicos, liderado por el israelí Eran Elinav, del Instituto de Ciencia Weizmann, de Rehovot (Israel), llegaron a esta conclusión tras haber realizado una investigación con ratones y humanos.

Durante su estudio, los científicos observaron que los roedores alimentados a base de dietas con edulcorante artificial mostraban un metabolismo energético alterado, según explicó en rueda de prensa telefónica Elinav y su colega, Eran Segal.

Ese metabolismo parece estar modulado por los efectos de los edulcorantes en la composición y en la función de los microbios intestinales, según el estudio.

Los científicos detectaron asociaciones similares a las ocurridas en los ratones en algunas personas tras consumir edulcorantes, como desequilibrios microbianos y el metabolismo do de la glucosa (altos niveles de azúcar en la sangre) dañado.

Elinav consideró que «aún es necesario debatir más estos resultados con otros estudios más amplios» y confió en que su investigación «dé lugar a debates e investigaciones adicionales».

«Nuestro estudio no es definitivo en su conclusión para los humanos, pero revela que se trata de un asunto no resuelto y que debería ser analizado de nuevo pues dejamos claro que los edulcorantes podrían tener un efecto diferente en la gente», agregó Elinav, que admitió que tras realizar su estudio ha optado por dejar de tomar edulcorante en el café.

Su colega, Eran Segal, precisó que su investigación «no pretende entrar el conflicto con estudios previos sino fomentar nuevas investigaciones por los efectos potencialmente dañinos de los edulcorantes en una gran parte de la población».

El consumo de estos edulcorantes está extendido en productos alimentarios y bebidas, como los refrescos dietéticos y postres sin azúcar y se recomiendan en dietas de adelgazamiento y en tratamientos o prevención de desórdenes metabólicos.

No obstante, los datos que respaldan su consumo en este último estudio son limitados.

Elinav y sus colegas mostraron que los ratones que bebían agua a la que se había añadido glucosa y un edulcorante desarrollaban una marcada intolerancia a la glucosa frente a esos roedores que bebían solamente agua, o simplemente agua con azúcar.

Los autores encontraron que los edulcorantes artificiales sin calorías ejercen este efecto al alterar el equilibrio de los microbios intestinales.

Además, según esto, estos edulcorantes alteran la composición y la función del microbioma -billones de bacterias y virus que pueblan las diferentes partes del cuerpo- en algunos humanos.

Los resultados divulgados por «Nature» sugieren que los edulcorantes artificiales no calóricos podría exacerbar, en lugar de prevenir, los desórdenes metabólicos como la intolerancia a la glucosa y la diabetes.