Granada
¿Y si la Tierra tuviera su propio anillo?
Un grupo internacional de astrónomos, entre ellos dos españoles, han identificado por primera vez dos anillos en un astro que no es un planeta
Cuando de pequeños estudiábamos la formación de los planetas, el sistema solar dentro del que vivimos, nos aprendíamos sus nombres de corrido, pero siempre con la puntualización de que cuatro de ellos, los más grandes, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, eran los únicos que destacaban por sus anillos. En el caso del gigante gaseoso Saturno, por ejemplo, se ha observado que tiene siete anillos, pero dar con ellos no ha sido fácil. Es más, los primeros astrónomos tardaron años en identificarlos. Pensaban que eran satélites. Algo similar ha ocurrido en esta ocasión. "Conocíamos la existencia de Cariclo, un pequeño objeto de apenas doscientos cincuenta kilómetros de diámetro situado entre Saturno y Urano y especialmente brillante", explica el investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) y del CSIC, José Luis Ortiz. Una red de telescopios distribuidos en Chile, Brasil, Argentina, Uruguay y desde el observatorio de nuestro país en Granada.
A través de la ocultación estelar, es decir eclipsar una estrella para ver lo que el astro tiene alrededor, por las luces que quedan de fondo cuando el objeto la oculta, observaron que "el material que rodeaba a Cariclo formaba un anillo. Al principio, desde los otros centros de investigación apuntaron a que podían ser chorros de gas y polvo, pero fuimos nosotros los que determinamos que era un anillo, como más tarde confirmaron el resto de científicos", sostiene Ortiz. "Sabemos que los anillos de Saturno están formados por hielo de agua en un gran porcentaje, así que los de Cariclo serían una versión pequeña de éstos", apunta René Duffard, otro de los investigadores del IAA-CSIC. Los anillos que han identificado están separados por una zona estrecha y oscura, con una anchura de entre siete y cinco kilómetros cada uno y los astrónomos apuntan a que es un cuerpo formado recientemente.
Puede parecer un hallazgo astronómico más, sin embargo, con él se abre un nuevo debate, el de cómo se crearon estas elipses alrededor de los planetas y, si, en un futuro, podrían generarse nuevas. "Por lo que hemos observado, las colisiones con satélites es el mecanismo clave para la formación de estos anillos y es probable que sean mucho más frecuentes de lo que creemos", sostiene el científico. Y es que lo más extraño, como apuntan los expertos, es el elevado ritmo de colisión que se produce en esa zona del Sistema Solar, muy alejada de nosotros, pero que da muchas claves para entender cómo se forman y si, por algún casual podría suceder algo parecido en nuestro Globo. "La Tierra podría llegar a tener un anillo si se produce una colisión muy fuerte con nuestra Luna, porque sólo se crean estas elipses en planetas que tengan satélites. Si este coche se diera, se podría llegar a desarrollar pero sería muy pequeño y temporal porque la fuerza de gravedad de nuestro planeta no es lo suficientemente fuerte.
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